Una fila de coches muy caros se
alineaba en la entrada de la villa palaciega de Robert Donnington en las
afueras de Florencia.
Miley-.Yo pensaba que esto iba a ser
una comida informal para unas pocas personas - con sofoco.
Era demasiado consciente de que su
vestido de paseo no podría competir con las ropas que llevaran puestas los
dueños de los coches y, sin embargo, no hizo ningún comentario al respecto. No
era culpa de Nick que se hubiera tomado la palabra «informal» demasiado
literalmente.
Nick-.Eso es lo que decía en la
invitación. Pero a la hija de Robert, Chantal, le gustan demasiado las fiestas
-respondió con aire preocupado.
Durante un momento, Nick se puso a
pensar en que Theo Demakis estaba intentando reunir últimamente todas sus armas
financieras para derribarlo. Theo no tenía idea de que el matrimonio que había
patrocinado por fin estaba dando sus frutos. Nick había hecho todo lo posible
por mantener el secreto, ya que quería alejar la maligna influencia de Theo de
sus vidas. Por eso, era consciente de que tenía que ir a Londres cuanto antes
para planear la batalla que estaba por venir. El tiempo que había pasado en
Italia le había dejado más expuesto a las argucias de Theo. Sin embargo, Robert
Donnington le daría su respaldo. El banquero ya había advertido a Nick de que
la venta del yate para acelerar la compra de Oakmere Abbey había sido un error,
ya que había empañado su imagen y revelado un flanco débil. Y aun así, si le
hubieran dado la oportunidad de ir hacia atrás en el tiempo y hacer las cosas
de otra manera, habría hecho exactamente lo mismo. La abadía era el sueño de Miley
hecho realidad e, igual que la luna de miel, una compensación bastante pequeña
por todas las decepciones que había sufrido en el pasado.
Cuando Chantal Donnington salió para
saludarlos, Miley se sintió tensa. Reconoció inmediatamente a la anfitriona
como una de las ex de Nick. Su entusiasta bienvenida no encajaba con la
frialdad de los ojos. Con la excusa de hacer que Nick se encontrase con su
padre en la sala de billar, separó a marido y mujer.
Sola en la grandiosa terraza con una
bebida alcohólica que no quería tomarse, Miley tenía demasiado calor incluso en
la sombra. El calor de mediodía era insoportable. Se empezó a preguntar si el
periodo estaría a punto de llegarle, ya que llevaba unas semanas retrasada.
¿Sería por culpa de la píldora? ¿Qué posibilidad había de que la píldora no
hubiera funcionado y se hubiera quedado embarazada? No, eso era .una tontería;
se dijo, exasperada.
Antes de que pudiera ponerse a pensar
por qué no se encontraba con su energía habitual de todos los días, Chantal
Donnington llegó y le dijo:
Chantal-.Deja que te presente a un
par de invitados que se mueren por conocerte...
Los ojos de Miley se abrieron de par
en par al ver que una belleza de pelo negro con una falda escandalosamente corta
se aproximaba hacia ella. La morena estaba acompañada por una rubia vestida con
un traje suelto que sólo una mujer muy delgada podía aspirar a ponerse. A no
ser que estuviera equivocada, y la memoria de Miley era bastante buena, estaba
a punto de conocer a otras dos de las antiguas amantes de Nick. El antagonismo
femenino que había en el aire le puso la piel de gallina.
****-.Hola, soy Jenna Mardsen
-anunció la morena.
++++-.Zoe Amberley -dijo la rubia con
una sonrisa desafiante-. Quizá no te has dado cuenta de que aquí todas tenemos
algo en común.
Miley-.Nick... -prefirió no fingir
ignorancia.
Zoe-.Nick Angelis es un tipo
extraordinario -la picardía que había en su tono hizo que la tensión de Miley aumentara-.
Totalmente inolvidable.
Chantal-.Sí, de verdad que está a la
altura de su legendaria reputación - descansó sus despreciativos ojos verdes en
el rostro de Miley.
Miley-.Verdad que sí?
Jenna-.Cuando Chantal mencionó que su
esposa vendría a la fiesta, Zoe y yo decidimos que teníamos que conocerte -dijo
a la defensiva, dando a entender que ella también se sentía incómoda por la
tensión que había en el aire-. ¿Cómo es estar casada con él?
Miley-.Algo fabuloso.
Miley trataba de no verse acobardada
por el hecho de que tenía a su lado a tres mujeres que medían unos treinta
centímetros más que ella. No era tanto eso, sino la belleza física de las tres
lo que la acobardaba. Todas esas comparaciones que temía tanto podían hacerse
ahora allí, a la luz del día, con sólo mirar a las cuatro. Ellas tenían caras
perfectas y delgados cuerpos sin un gramo de grasa. Ninguna mujer corriente
podía soportar tal contraste. Nick iba a darse cuenta de que se merecía algo
más que una mujer como ella. Y, sin embargo, ¿no la había elegido Nick por su
propia voluntad?
Zoe-. Yo no podría soportar estar
casada con un hombre tan mujeriego
Chantal-.Yo tampoco. Soy demasiado
orgullosa
Miley exhibió una respetuosa
expresión de sorpresa ya que, por lo que ella sabía, Nick nunca había dado su
atención exclusiva a ninguna de sus amantes. Ni siquiera había fingido hacerlo.
Zoe-.Cualquier otra mujer se hubiera
divorciado de Nick hace mucho tiempo -se burló.
Miley sólo podía pensar en lo mucho
que Nick había luchado por salvar el matrimonio y una pequeña sonrisa secreta
se asomó en sus labios a modo de respuesta.
Cuando Nick salió de la villa y vio a
las tres mujeres que rodeaban a Miley, se quedó rígido. No podía ser
coincidencia que otras dos de sus ex se encontraran presentes en un evento
social en Italia. Le enfureció pensar que, por culpa de sus pecados, Miley podía
haberse convertido en una víctima propiciatoria. Los músculos se le pusieron
tensos de furia y, con un rostro inexpresivo, se dirigió hacia la terraza.
Nick-.Señoritas... Zoe, Jenna -saludó
frío como el hielo, rodeando con su brazo los hombros de Miley -. Si nos
excusan...
Desconcertada por la súbita aparición
de Nick, Chantal dejó que se le escapara una risa forzada.
Chantal-.Sentíamos curiosidad, Nick.
Por Dios, no es necesario que vengas corriendo a rescatar a tu mujer de
nuestras garras. Lo único que queremos saber es... ¿qué tiene Miley que no
tengamos nosotras?
Nick-.Que nunca olvida lo que es ser
una dama -su boca esbozó una sonrisa afilada como una cuchilla.
Mientras las tres mujeres afrontaban
el golpe que Nick les acababa de dar, éste se llevó a Miley fuera de escena
para presentarle a Robert Donnington y, poco después, empezó a servirse la
comida. En la mesa, Nick y ella se sentaron separados.
Jenna estaba sentada al lado de Miley.
Jenna-.Me costó tanto superar lo de
Nick. Después de él empecé otra aventura que también salió mal...
Miley-.Eres muy guapa. Seguro que
encuentras a alguien
Jenna-.Pero a nadie como Nick -se
lamentó la exquisita morena.
Miley-.Tienes que pensar en lo que
menos te gustaba de él
Jenna-.Nunca llamaba,... nunca quería
ir a las fiestas, el trabajo siempre era lo primero –su rostro estaba marcado
por la preocupación.
Sin poder creerlo, media hora
después, Nick miró hacia el lado de la mesa donde estaba sentada Miley y la vio
riéndose con Jenna Mardsen como si ésta fuera su mejor amiga.
Miley levantó la mirada y se encontró
con los ojos de su marido. Sus mejillas se tiñeron de color. Los ojos de Nick
no se apartaron, manteniendo la atención sobre ella y, entonces, empezó a
sentir un tibio estremecimiento en la región de la pelvis. Mientras Jenna
seguía contándole capítulo por capítulo la historia de desencuentro amoroso más
reciente, de tanto en cuanto, volvía a dirigir su mirada hacia Nick.
Descubriendo de nuevo sus miradas robadas, Nick le regaló una sonrisa preñada
de significado erótico que la dejó hipnotizada e hizo que su cuerpo ardiera.
Cada vez le resultaba más difícil a Miley
mantener la atención en la historia que Jenna estaba contándole. Mortificada
por el cosquilleo que empezaba a sentir en la zona de sus senos, Miley dejó de
mirar en dirección a Nick, aunque le resultaba un auténtico castigo tener que
negar sus impulsos de esa manera. Lo deseaba. Y el deseo convertía a Miley en
una desvergonzada. No podía dominar lo que sentía por Nick. «La voluptuosidad y
el goce», pensó Miley, «están acabando con mi autocontrol».
Se empezaron a servir más bebidas y,
sin previo aviso, Nick apareció a su lado. Sin dar a Miley la oportunidad de
explicar sobre qué estaba hablando con Jenna, la ayudó a levantarse de su
asiento.
Nick-.Les he dicho que tengo el jet
preparado y que tenemos que marcharnos ya
Miley sabía que un asunto de negocios
les obligaba a irse de Italia un día antes de lo planeado. Se sintió un poco
decepcionada, pues había disfrutado cada minuto del tiempo que había pasado en
la villa. Había sido feliz por tener a Nick junto a ella durante toda la luna
de miel y lamentar la pérdida de un solo día era algo infantil e ingrato, se
dijo a sí misma. Al abandonar la terraza, Miley fue consciente de que Chantal y
Zoe miraban a Nick con deseo. A Miley le chocó presenciar tan evidente
exhibición de sus sentimientos.
Pero, en lo que se refería a Nick,
¿era ella más fuerte o juiciosa que Zoe y Chantal? ¿No miraba ella a Nick de la
misma manera? De repente, la duda y el miedo hicieron presa de ella. Hacía
apenas tres semanas, Nick era su enemigo, o al menos ella lo había visto así.
Entonces, había puesto todas sus defensas en su sitio, lista para enfrentarse a
él. Pero Nick había conseguido triunfar sobre sus miedos e inseguridades
gracias a una serie de simples, pero sutiles, movimientos. Le había regalado
una gloriosa luna de miel en Italia. Le había dado a conocer una pasión
indecente que jamás se hubiera imaginado que podría haber existido, y ella se
había convertido en el único objeto de su atención. Siendo así, ¿era de extrañar
que la tuviera comiendo de su mano? ¿Iba ella a dejar que esa humillante
situación continuara?
Nick detuvo el Ferrari apenas
llevaban un par de millas recorridas.
Nick-.Ven aquí... -le dijo a Miley con
impaciencia
Miley-.Qué? ¿Qué pasa? -sumida en sus
reflexiones, se vio arrastrada de nuevo al mundo real.
Nick-.Que qué pasa? - le quitó a Miley
el cinturón de seguridad y le apretó con fuerza los brazos-. No pasa nada. Una
mujer que consigue excitarme en público sólo con dirigirme su mirada es un
regalo, no un problema. Te saqué de la fiesta antes de que mi comportamiento
empezara a ponerte en evidencia...
Ahora descubría Miley cuál era el verdadero motivo por el que se habían ido tan
pronto de la fiesta: la lujuria. Recordó su manera de mirarla. Con los ojos
abiertos por eldesconcierto, Miley se sonrojó hasta la punta del cabello.
Miley-.Quieres decir que no tenemos
prisa por ir a la casa para hacer el equipaje e ir al aeropuerto?
Nick-.Tenemos prisa... pero no por
llegar al aeropuerto. Primero deja que pruebe cómo sabes, pethi mou.
Nick inclinó su arrogante cabeza y
jugueteó con el labio inferior de Miley, besándolo y mordisqueándolo, lo cual
provocó pequeños quejidos de placer en ella. Echando la cabeza hacia atrás, Miley
le ofreció su boca entera para que hiciese con ella su voluntad. La lengua de
Nick hacía que saltaran chispas en el interior de Miley.
Con el cuerpo tenso, Nick apartó a Miley
con suavidad y le puso de nuevo el cinturón de seguridad con mucha más torpeza
que cuando se lo había quitado.
Nick-.Siento tal ardor por ti, que me
consumo por dentro. Pero no podemos hacer el amor aquí - arrancando de nuevo el
coche y volviendo a la carretera.
Miley-.No estoy acostumbrada a
portarme así -admitió sin aliento, aunque a la vez intentaba no sonreír de
oreja a oreja, ya que tenía la sensación de haber obtenido lo que quería.
Nick le había enseñado que podía
llegar a ser un hombre muy susceptible, y ella aprendía rápido. Sabía que algún
día podría utilizar esa lección para sacar algún beneficio.
Nick-.Yo tampoco estoy acostumbrado -
riéndose-. No sé qué me puso así. Tal vez la admiración que sentí por ti al ver
cómo te enfrentabas a Chantal y compañía. La mayoría de las mujeres habrían
montado una escena...
Miley-.Qué sentido habría tenido
hacer eso?
Nick-.Manejaste la situación con
mucho estilo. Sin embargo, cuando te vi hablando con Jenna me pregunté sobre
qué estaríais hablando - y se quedó en silencio, esperando una respuesta.
Miley no dijo nada, riéndose en su
interior. ¡Qué adivinase él solo de qué estaban hablando! Miley se deleitó con
la visión de su nuevo anillo de diamantes. Le impresionó que sólo unos minutos
antes hubiera estado otra vez preocupándose por el estado de su relación con
Nick. ¡Había estado a punto de enfadarse cuando no tenía ningún motivo para
hacerlo!
El silencio seguía sin ser roto y
Nick respondió al desafío que su esposa le lanzaba:
Nick-.Nunca habrá otra mujer en mi
vida ahora que te tengo a ti.
Miley sintió como si hubiera
amanecido en su interior. Esta era la promesa, el compromiso, las palabras que
había deseado oír, pero nunca se había atrevido a pedirle.
Miley-.Eso está bien -le dijo
tiernamente-. Porque no creo que me comportase como una dama si me fueras
infiel.
Aunque se quedó desconcertado por la
advertencia, Nick casi rió por lo ocurrente que había sido. Era tan diferente
del resto de mujeres que conocía. No tenía miedo de él, se enfrentaba a él si
era necesario, y sin embargo no se comportaba como si fuera la reina del drama.
¿Nunca se le había ocurrido a Theo Demakis que su nieta podía ser tan
inteligente como él? Nick se preguntó qué otras cosas le quedarían por
descubrir de su mujer.
Ya en la villa, Nick sacó a Miley del
coche y la tomó en sus brazos para besarla, hambriento de deseo. Miley sintió
como si su cuerpo se fundiera con el de su marido.
Nick-.Te necesito tanto, thespinis
mou - atravesando el umbral del dormitorio y la guiaba a la cama.
Nick se situó a la espalda de Miley para
deshacerse mejor de los tirantes de su vestido y gimió de satisfacción al notar
en las manos la tersura de sus senos cuando estos quedaron libres del
sujetador. Las piernas de Miley temblaron. Todo su cuerpo palpitaba de deseo y,
a la vez, de debilidad. Nick capturó sus pezones entre los dedos y le hizo
soltar un sollozo de placer. Miley sentía que su pelvis ardía en llamas.
Miley-.Nick... por favor -gimió,
indefensa de deseo.
Nick-.Me gusta verte sufrir así.
Nick empezó a mordisquear los hombros
de Miley después de quitarle el vestido con tal falta de delicadeza que lo rasgó
sin querer. Recorrió la espalda de su esposa con la lengua mientras las manos
bajaban acariciantes hacia la parte del cuerpo donde daban comienzo sus nalgas.
Se puso de rodillas para quitarle las bragas de forma lenta, cariñosa, sensual.
Miley-.Oh... -sus dientes le
rechinaron al sentir cómo la boca de Nick reposaba en la parte más sensible de
su cuerpo.
Miley cerró los ojos con fuerza. Un
placer salvaje le recorrió todo el cuerpo y una líquida sensación de calor
palpitó en su interior durante un momento que se hizo eterno. Había perdido el
control.
Y le gustaba.
Nick la tumbó en la cama. Sus
abrasadores ojos la atravesaron con feroz sensualidad.
Nick-.No puedo esperar ni un segundo
más... –rugió.
Miley-.Quítate la camisa...
Nick se la arrancó con tal violencia,
que los botones salieron volando.
Miley se sumergió en el resplandor de
sus ojos y se preguntó si podría esperar a que se quitara el resto de la ropa.
Entonces, decidió que no podía. Abrió los brazos, arqueó la espalda y, con una
invitación silenciosa, le hizo obsequio de sus caderas.
La ardiente mirada de Nick estaba al
rojo vivo.
Nick-.Te gusta martirizarme...
-masculló sintiéndose indefenso y se lanzó hacia ella con halagadora
impaciencia consumido por el varonil fuego que ardía en sus entrañas.
Nick se zambulló en ella con arrebatadora ternura. Miley gritó
su nombre. Nunca había sentido antes algo tan salvaje. Nick la llevó al clímax
de la pasión y una intolerable tormenta de placer estalló dentro de ella. Tanta
excitación la dejó mareada y llena de ardor. Nick levantó el mentón para mirar
el ruboroso rostro de Miley. Tenía en los labios su carismática sonrisa y, sin
que ésta se borrase, besó a Miley
Nick-.Eres fantástica...
Miley quería decirle que lo amaba,
pero se retractó justo a tiempo. Aun así, era tan feliz que sintió deseos de
llorar y reposó su cabeza sobre el hombro de Nick, respirando el aroma de su
varonil sudor con dichosa satisfacción. Sentía que era suyo ahora. Suyo por
completo.
Nick-.Me pregunto si ahora tendremos
un hijo -murmuró con suavidad.
Miley se sintió consternada. Le
recorrió un espasmo de culpa, ya que no había hecho el menor intento de decirle
que estaba tomando precauciones contra el embarazo. Al principio, Miley se
había sentido un poco superior al saber que tenía pleno control, aunque
secreto, sobre su fertilidad. Pero eso había sido antes, cuando ella no
confiaba en él y aún quería el divorcio. Ahora todo había cambiado. Miley supo
que ése era el momento más apropiado para contárselo, pero de repente le
pareció que una confesión como ésa sólo haría las cosas más complicadas.
Miley-.Estás muyy callada - se apoyó
en el codo para hablar con ella-. Sé lo mucho que quieres un niño.
Miley-.Sí... eh... yo... -se sentía
como una mariposa desorientada.
Nick-.Me he hecho a la idea de tener
una familia. Me gustaría - dejando que una mano se deslizara hasta el muslo de Miley
-. Me gusta trabajar en el proyecto de convertirte en madre. Tengo la intención
de dedicarle una enorme cantidad de tiempo y esfuerzo... ¿alguna objeción?
Miley-.Ninguna...
Incluso avergonzada como se sentía
por su mentira, Miley era incapaz de resistirse a su mirada y mucho menos a su
forma de tocarla. Ya sabía lo que hacer. Simplemente dejaría de tomar la
píldora y Nick nunca lo sabría. Miley tembló de excitación al notar que Nick se
le acercaba.
Miley asumió que la falta de sueño
era la razón de que no tuviese apetito a la mañana siguiente. Además, sentía
náuseas. A media mañana volaron de vuelta a Londres. Miley tenía tantas ganas
de ver qué tal les había ido a los animales durante su ausencia, que en el
mismo avión se cambio de ropa a otra más informal y pidió que la condujeran
directamente a los establos desde el aeropuerto.
Cinco minutos después, la limusina
llegó a la abadía. Al salir del coche, Nick golpeó inadvertidamente el bolso
que Miley se había dejado olvidado en el suelo con las prisas. Todo su
contenido quedó desperdigado sobre la grava del camino. La mirada de Nick se
detuvo en la lámina de aluminio con pastillas que sobresalía del bolso. Se
agachó, la recogió y quedó paralizado.