sábado, 1 de noviembre de 2014

DINASTIA GRIEGA CAP 13



 Miley-.No sean estúpidos! -antes de reflexionar un momento, darse la vuelta y salir corriendo.

No se detuvo hasta que consiguió despistar al tropel de periodistas que la seguían calle abajo. Respiró profundamente, miró a su alrededor y aligeró el paso: los paparazzi habían desaparecido. La escena le había resultado enervante, ya que no estaba acostumbrada al acoso de los medios de comunicación. Su rostro había aparecido en las revistas tan sólo dos veces desde su matrimonio con motivo de un par de fiestas privadas que había dado para obtener fondos para su refugio. Le impresionó que Nick estuviera sometido a ese tipo de acoso todos los días.

Por primera vez, consideró el sorprendente hecho de que Nick había preferido correr el enorme riesgo de dejarla embarazada antes que perderla. En el fondo, Nick era muy simple. Y también demasiado inocente, pensó Miley. Por lo que había leído, era bastante normal que las parejas tuvieran que pasar hasta un año entero intentando tener un hijo. El mismo libro le había enseñado que, aunque no había cumplido todavía los treinta años, ya había pasado hace tiempo su edad de mayor fertilidad. Considerando esos hechos, Miley pensó que no había la menor oportunidad de que se hubiera quedado embarazada después de un único encuentro amoroso.

Cuando llegó a su cita con Liam, lo encontró con un aire tan alicaído como el que ella misma tenía.

Miley-.Qué es lo que ocurre?
Liam-.Me encontré con una amiga de Stella en la conferencia. Me dio a entender que Stella tenía una cita esta noche con un tipo... No sabía cómo decírmelo. Creo que pensaba que me iba a disgustar saberlo.

Miley dio un respingo y le tocó el codo con la mano.

Miley-.Oh, Liam. Piensa que lleva dos años sola...
Liam-.Lo sé - la miró con ojos frustrados-. Me gustaría que me aconsejaras desde el punto de vista de una mujer. ¿Qué puedo hacer ahora?
Miley-.No puedo! Eres tú el que tiene que tomar una decisión.
Liam-.Pero tengo tanto que perder. Mira, vayamos a cenar antes de volver. No tengo nada mejor que hacer.Qué tal te fue con Nick esta tarde? -le preguntó por fin a Miley mientras consultaban los menús en el restaurante.

Miley intentó que sus labios esbozaran su habitual sonrisa, pero no lo consiguió. Recordó que su relación con Nick estaba hecha pedazos. Pensó que estaba intentando forzarla cruelmente a rechazar el matrimonio que en cierta ocasión le había ilusionado de una manera inocente y estúpida. Horrorizada y sin previo aviso, estalló en lágrimas que se derramaron por sus mejillas.
Liam-.Miley... -quedó espantado y tomó la mano que Miley tenía sobre la mesa-. ¿Quieres que nos vayamos?
Miley-.No. Estaré bien dentro de un rato. Lo siento... -le dijo mientras buscaba un pañuelo al tiempo que intentaba devolverle una sonrisa entre las lágrimas.

De repente, saltó el flash de una cámara. Liam parpadeó y, soltándola de la mano, se puso en pie de un salto.

Liam-.Ese tipo nos acaba de sacar una foto! ¿Qué es lo que ocurre?
Miley-.Deben de haberme seguido. Creí haber despistado a los periodistas que me esperaban a la salida del apartamento de Nick, pero está claro que me equivoqué
Liam-.Debiste habérmelo advertido... -seguía de pie, dejando claro que prefería marcharse-. No tenía idea de que atrajeses tanta atención cuando venías a Londres.
Miley-.Normalmente no la atraigo, pero debe haber empezado a circular el rumor acerca del divorcio y, evidentemente, todo lo que tenga que ver con la vida privada de Nick es noticia. Los paparazzi lo adoran.

A Miley se le ocurrió que, de haberse encontrado en la misma situación que Liam, Nick se habría encogido de hombros y habría continuado con su comida. Nick sentía un tremendo desdén por ese tipo de incidentes que, sin embargo, avergonzaban a otras personas. Miley se sintió culpable por comparar a Nick con Liam, el cual era mucho más sensible y en absoluto tan arrogante como Nick.
Durante el camino de vuelta a casa, Liam le dijo que había solicitado un puesto de profesor en Londres. Miley sintió una punzada de desasosiego, puesto que si la solicitud tenía éxito, ella echaría mucho de menos su compañía. Al mismo tiempo comprendía que una decisión como la que había tomado Liam tenía bastante sentido ahora que su padre había fallecido. Miley empezó a meditar sobre su propia situación. Le parecía que, hiciese lo que hiciese, tenía las de perder. Si seguía adelante con el proceso de divorcio a pesar de la oposición de Nick, tendría que gastar mucho dinero en abogados y no poseía ese dinero. Era necesario que encontrase otra manera de convencer a Nick. Por supuesto, una mujer valiente de verdad no permitiría que Nick alterara sus planes, reflexionó. Una mujer valiente de verdad acudiría al banco de esperma sin importarle lo que su marido pensara, considerando que, después de todo, le había pedido el divorcio y que, si su embarazo molestaba a su esposo, la culpa no sería de nadie más que de él. Pero incluso aunque estaba muy enfadada con Nick y con su abuelo, no quería provocar la cólera de ninguno de los dos.

En frente de su casa se encontró aparcado un coche desconocido. Molesta porque el letrero de «En venta» aún permanecía a un lado del camino, Miley esperaba que el coche perteneciese al agente inmobiliario. Así podría decirle a la cara lo que pensaba del asunto. Un pequeño y belicoso hombre trajeado salió del coche y se aproximó hacia ella.

****-.La señora Miley Angelis...?
Miley-.Sí? -asintió a modo de confirmación.

El hombre le entregó un sobre, regresó al interior del coche y desapareció. Miley abrió el sobre. Se trataba de un aviso de expropiación extendido por el bufete londinense de abogados de su abuelo.
El notario de Miley, el señor Bullen, encontró un hueco en su agenda para atenderla a la mañana siguiente. Estudió el aviso de expropiación y suspiró:

Bullen-.Sí, me temo que el documento está en regla. Se le advirtió a su madre que esto podría ocurrir algún día.
Miley-.Mi madre...? Trixie sabía que esto podría ocurrir? Nunca me lo mencionó. No lo entiendo -protestó con ojeras bajo los párpados debido a la noche de insomnio que había soportado.
Bullen-.Como usted sabe, mi colega, el cual administró las propiedades de su madre, se retiró el año pasado. Debió asumir que su madre ya le había explicado los riesgos a los que usted se exponía y pensó que usted entendía la naturaleza del problema.
Miley-.Yo también creía entenderlo, pero ya veo que no. Era consciente de que jamás me convertiría en propietaria de la granja de Craighill, pero pensé que se me había cedido en usufructo de por vida.
Bullen-.La granja pertenece a su abuelo y siempre ha tenido el derecho de pedirle a usted que desalojara la propiedad de modo que pudiera ser puesta en venta. El acuerdo por el cual su madre adquirió el derecho a residir en Craighill era extremadamente complejo. En cualquier caso, en dicho acuerdo, Theo Demakis se reservaba claramente el derecho a poner fin a la cesión de la granja en el momento en que le pareciera oportuno. Y precisamente ahora ha decidido ejercer dicho derecho -el notario examinó el rostro de su cliente con una curiosidad que apenas podía ocultar Miley. Por supuesto, usted podría adquirir la granja de Craighill y eso solucionaría el problema.

Miley intentó formar una sonrisa en su boca. Era muy consciente de que, llevando el apellido Angelis, resultaba poco creíble argumentar ante un tribunal que estaba en bancarrota. Caminó lentamente de vuelta a su todoterreno. Se sentía angustiada. Tenía que abandonar la granja en el plazo de un mes. Y, de pronto, recordó que siempre que aparecía un problema en el horizonte, era costumbre suya llamar a Nick. El consejo de Nick le había resultado de gran valor en el pasado. Pero esta vez no podía llamar a Nick para pedir ayuda.
Tampoco tenía ningún sentido contactar con su abuelo, quien le había expresado su rencor en numerosas ocasiones de forma clara y con una ferocidad desalentadora. Evidentemente, su decisión de divorciarse de Nick había sido la gota que había colmado el vaso. Dentro de su ignorancia, había creído que su padre, Apollo, se había encargado de que tanto su madre como ella pudieran vivir en la granja durante el resto de sus días. La verdad había sido un gran golpe para Miley. ¿Por qué iba a dejar su abuelo que continuase viviendo en la granja si había sido un desastre como nieta? Theo Demakis no le debía nada; pensó Miley.
En menos de un mes, todos los animales del refugio se quedarían sin hogar. Era como si una bomba hubiera estallado en su pequeño y organizado mundo. Con la explosión desaparecían todos sus sueños. ¡Y pensar que había creído poseer la estabilidad económica suficiente para tener un hijo ella sola! Sólo ahora se daba cuenta de que el fundamento de su seguridad había sido el no tener que pagar una renta o una hipoteca y que, ahora, sin esa ventaja, todos sus planes se caían como un castillo de naipes.
Pero estaba siendo terriblemente egoísta al pensar sólo en sus problemas, reconoció con cierta culpa. Dottie y Sam Trent también vivían en Craighill. ¿Adónde podían mudarse? Miley les había cedido la casita donde vivían y les había dicho que podían quedarse allí todo el tiempo que quisieran. Sintió náuseas al recordarlo.
Gracias a su habilidad para tratar a los pacientes difíciles, Dottie se había manejado muy bien a la hora de cuidar de Trixie, en un momento en que Miley estaba rodeada de problemas. Unas semanas más tarde, Dottie y su marido se ofrecieron como voluntarios para el refugio. Pero poco después de la muerte de Trixie, Sam sufrió un infarto y Dottie no pudo seguir trabajando. La amable pareja se encontró con dificultades económicas y entonces Miley les ofreció su ayuda. Su generosidad fue pagada con creces y la salud de Sam mejoró rápidamente, aunque nunca pudo recuperar toda la movilidad de su cuerpo. Sería algo devastador para los Trent perder su hogar por segunda vez.
Miley regresó a la granja justo a tiempo para atender la visita del agente inmobiliario. Cuando éste le informó de que la granja saldría a venta pública, Miley se sintió desalentada: el precio que alcanzaría la granja sería mucho más alto de lo que ella podía permitirse. Pero, aun así, concertó una cita con su banco al día siguiente para averiguar si había alguna forma de solicitar un préstamo por el importe que necesitaba. En el banco, le dijeron que no contaba con activos para ofrecerlos como aval y que, por otro lado, tampoco ganaba lo suficiente para hacer frente a los pagos.
A Miley se le hundió el corazón al darse cuenta de que la única persona a quien podía pedir ayuda era Nick. Reunió todas las fuerzas que pudo y lo llamó.

Miley-.Necesito verte... ¡Urgentemente! -le confió a Nick.

Nick examinó la revista que tenía encima de la mesa y recorrió con su mirada una foto en la que su esposa tomaba de las manos a Liam.
Nick-.Por qué motivo?
Miley-.Ha ocurrido algo -se mordió el labio inferior-. Tengo un serio problema. ¿Podrías concederme un préstamo? Aunque quizá tarde en pagarte unos cientos de años -le avisó con aprensión.
Nick-.Explícate... -el interés encendió una llama en su mirada.
Miley-.Si no consigo comprar Craighill, el refugio tendrá que cerrarse y no sé qué será de los animales... Ya ves, creí tener derecho a quedarme allí durante el resto de mi vida pero, por lo visto, no es así. Mi abuelo va a vender la granja -le dijo, nerviosa.
Nick se irguió como un muelle y en su rostro apareció una sonrisa más fría que el hielo. «Gracias, Theo. Animales sin hogar, justo lo que necesitaba... Estoy de nuevo en el buen camino». Nick esquivó el resto de la explicación de Miley diciendo:
Nick-.De acuerdo. Volaré a Craighill mañana por la mañana. A primera hora.

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