El helicóptero de Nick aterrizó a las siete.
Mientras el corazón le latía con
fuerza, Miley observó cómo Nick se dirigía hacia ella. Después de dos
noches sin dormir, no estaba preparada para resistirse al atractivo físico de
Nick. No sonreía: sus facciones esbeltas y bronceadas hacían gala de una
inusitada seriedad. Eso sobrecogió a Miley. Un escalofrío le recorrió el
cuerpo.
Miley-.Quieres un café?
Nick-.No, gracias. Sólo puedo
quedarme media hora. Tengo que estar en Atenas a primera hora de la tarde -dijo
mientras miraba cómo el top rosa de Miley contorneaba la excitante curva
de sus pechos; al instante, borró esa imagen de su mente al notar cómo su
cuerpo reaccionaba con inesperado entusiasmo. No volvió a mirarla hasta que se
sintió más frío que el hielo.
Miley-.Bien... a ver... deberías
echar un vistazo a esto... - le entregó el aviso de expropiación y empezó a
hablar rápidamente sobre lo que el notario le había dicho el día anterior.
Nick-.Ya me explicaste ayer la
situación.
Miley-.No entiendo cómo mi propio
abuelo es capaz de hacerme esto
Nick-.Theo es un mal perdedor...
Puesto que yo también lo soy, creo que no sería justo por mi parte criticarle.
Miley-.Pero tú eres incapaz de
comportarte de un modo tan malvado y cruel!
Miley sorprendió la mirada de
Nick, tan oscura y fría como el cielo de medianoche.
Nick-.Pensemos en esto como si fuera
una transacción comercial
Miley-.El banco no quiere darme un
préstamo -enrojeció y aceptó los papeles que Nick le devolvía.
Nick-.Por supuesto que no. Tan sólo
el hecho de que hayas sido tú la que ha acudido a ellos, en lugar de hacerlo
yo, les habrá causado muy mala impresión.
Miley-.Sí. Capté ese mensaje. Parece
que incluso mi notario asumía que no tendría ningún problema a la hora de
comprar la casa.
Nick-.Lo cual habrías podido hacer
perfectamente si hubieras aceptado la pensión que intenté darte...
Miley-.Pero yo no quiero que me des
dinero -puntualizó apresuradamente -. No estaría bien. Tan sólo quiero que me
lo prestes...
Nick-.Dijiste que la granja ha sido
puesta en venta por setecientas mil libras. Nadie que tenga los pies en la
tierra te dará un préstamo que no puedes devolver...
Miley-.Si me das el tiempo
suficiente...
Nick-.No -la interrumpió sin titubear
siquiera-. No voy a prestártelo.
Asombrada, puesto que en el pasado
Nick la había ayudado económicamente con bastante frecuencia y
generosidad, Miley frunció el ceño y le preguntó:
Miley-.Entonces... ¿qué vas a hacer?
Nick-.Esto me resulta muy doloroso
-le dijo secamente-. Seré franco. A no ser que aceptes seguir siendo mi mujer,
no haré nada por ti.
Miley-. No querrás decir que... - lo
miró con fijeza.
Nick-.Por eso no quiero criticar a
Theo... ambos somos de ese tipo de hombres enérgicos que saben lo que quieren y
que no se toman el fracaso demasiado bien.
Miley-. Nick... tú no eres como mi
abuelo.
Nick-.Estoy dispuesto a presionarte y
a usar la coacción para obligarte a hacer lo que deseo -señaló claramente.
Miley-. No, no eres capaz de
hacerlo... -agitó la cabeza con lentitud.
Nick-.Y tú qué sabes? -sus gélidos y
oscuros ojos se encontraron con los de ella ofreciéndoles un desafío-. Nunca
antes me había sentido traicionado por ti. Ya te dije que no quiero
divorciarme.
Miley-. Hasta ahora siempre he podido
confiar en ti -le recordó.
Nick-.Pero esta vez no. Nuestros
intereses están en conflicto.
Miley-. Y qué hay de Dottie y Sam?
´
Nick se encogió levemente de hombros
y estudió a Miley con la mirada.
Miley-. Y los animales? -preguntó con
total incredulidad-. Muchos de ellos son demasiado viejos y no podrán ser
trasladados a otro hogar.
Nick-.Lo sé.
Miley-. Quieres sacrificarlos?
-No. Serás tú quien lo haga. No habrá
sacrificios si decides seguir siendo mi esposa.
Miley levantó la mano y hundió
los dedos en su larga cabellera castaña. La mano le temblaba. Estaba empezando
a darse cuenta de que ella nunca había sido capaz de hacer coincidir la imagen
pública de Nick con la imagen del hombre que ella conocía en privado. O la
imagen del hombre que ella creía conocer y entender. Nick tenía razón: ella
nunca lo había traicionado antes; al menos, hasta que le había pedido el
divorcio. La despiadada reputación que Nick poseía en el mundo de los negocios
era legendaria. Y tampoco se comportaba como un perrito faldero con sus
amantes. Bien cierto era que trataba bien a las mujeres de su familia y a ella,
pero más allá de ese círculo selecto era conocido por su frialdad y su falta de
sentimientos.
Miley cerró la mano en un puño.
Miley-. Les debo mucho a Dottie y a
Sam. Les prometí un hogar estable y la salud de Sam se resentirá si se le
somete a algún tipo de estrés. Y aunque los animales no sean seres humanos...
si les ocurre algo, creo que se me romperá el corazón y moriré atormentada por
la culpa.
Nick-.Pues deja de luchar contra mí y
verás cómo todos tus problemas desaparecen -le avisó cortésmente-. Mientras
sigas siendo mi mujer cuidaré de ti y todos tus enemigos serán mis enemigos.
A Miley se le erizó el vello de
la nuca. Los ojos de Nick eran oscuros como ventanas en la noche y su voz
sonaba como si fuese articulada por otra persona. Miley intentó combatir
la sensación de vacío que el miedo producía en su estómago.
Miley-. Podemos aplazar el
divorcio... -dijo finalmente.
Nick-.No. Todo o nada -replicó.
Miley-. Qué me importa ahora el
divorcio, después de todo? -consintió con una amargura nueva en ella-. Desde
luego no puedo tener un hijo sin una cierta estabilidad económica. ¿Si me
olvido del tema del divorcio te sentirás satisfecho? ¿Me prestarás el dinero
que necesito?
Nick-.Todo o nada -le recordó Nick-.
Quiero una esposa y la quiero en el lugar donde pertenece: en mi cama.
Las mejillas de Miley se sonrojaron
con violencia. Miró a Nick sin poder creer lo que estaba oyendo.
Miley-. Púdrete en el infierno! -gritó.
Nick-.Soy un hombre chapado a la
antigua -murmuró con una frialdad insolente-. Te habría tenido antes en la cama
si hubiera sabido en su momento que no tuvimos noche de miel.
Miley-. Incluso entonces era
demasiado tarde...
Nick-.No lo creo. Por lo que dicen tengo un cierto poder de
persuasión. Si no hubiera estado todo este tiempo aterrado por el miedo a
haberte hecho daño aquella noche, no te habría dejado llevar la vida
independiente que has llevado durante los últimos ocho años –replicó, con sus
esbeltos rasgos endurecidos por la pasión-. Eres mi esposa y nunca he pensado
que fueras otra cosa para mí más que eso, mi esposa.
Miley-. Tu esposa?
Nick-.Mía. Eso es. Y lo que es mío
nadie me lo quita.
Miley-. No seré tu esposa... para
siempre!
Nick-.Si eso es lo que quieres... -
comenzó a andar hacia la puerta y, apenas pasaron unas décimas de segundo,
Miley reaccionó y salió disparada tras él.
Miley-. No puedes dejarme así!
Nick-.Puedo hacer lo que me plazca
-irguió la cabeza con sus ojos resplandecientes fijos en ella.
Miley-. Si no retiras tu proposición,
nunca te lo perdonaré...
Nick-.Es un riesgo que estoy
dispuesto a correr.
Miley-. Te llevaré a juicio y te
demandaré por abandono. Te obligarán a proporcionarme ayuda económica
-argumentó.
Nick-.Pero los procesos legales son
muy lentos y no tienes mucho tiempo de sobra, ¿verdad? -contraatacó
Miley-. Así que te parece bien
golpearme de esta manera cuando estoy en mi momento más bajo? -sin fuerzas,
Miley dejó caer sus hombros.
Nick-.Eres la única mujer a quien le
he pedido que se case conmigo -con hielo en la mirada, estudió el rostro de Miley
-. Y me parece intolerable oírte hablar del matrimonio como si fuera una
especie de insulto o tortura. Siempre te he tratado de forma honorable.
Miley-. Nada de esto tiene que ver
con el honor!
Nick sacó del bolsillo un papel y lo
lanzó sobre la mesa del recibidor.
Nick-.Si quieres ser tratada
honorablemente, empieza por comportarte como una esposa de verdad!
Miley bajó la mirada y observó el
papel que había sobre la mesa: un recorte de revista que mostraba la fotografía
que el periodista les había sacado a Liam y a ella en el restaurante. ¿Había
aparecido de verdad en las revistas esa fotografía robada? Miley se sintió
aterrada al comprobar lo equivocada que podía resultar la impresión que daba
una fotografía como ésa. Allí estaba, tomando a Liam de las manos. Sus
lágrimas, por el contrario, no habían salido en la foto. Simplemente parecía
estar mirando a su compañero con romántico interés. Intentó decirle a Nick que
la foto no era más que un equívoco, pero sus labios se detuvieron antes de
empezar a hablar. Recordó los recortes de los amoríos de Nick y su corazón se
endureció como un bloque de granito. Apretó los labios y no dijo palabra. ¿Así
que a Nick no le gustaba que se hubieran cambiado las tornas?
Nick esperó a que Miley le diera
una explicación y negara lo que la foto parecía dar a entender. Sabía que era
incapaz de mentirle, pero al ver que seguía en silencio se sintió mareado y
vacío por dentro. De pronto, el solo hecho de pensar le resultaba difícil. Y
entonces, repentinamente, desapareció el mareo y el vacío dejando en su lugar
una cólera corrosiva que le impedía mirar siquiera a su esposa.
Nick-.Tienes veinticuatro horas para
tomar una decisión...
Miley-. Veinticuatro horas? -repitió consternada.
Nick-.No lo has entendido todavía,
¿verdad? - la miró de nuevo con un duro gesto que indicaba que había tomado una
decisión-. Aunque te salve de tus problemas económicos, la granja de Craighill
ya no será tu hogar nunca más. No puedes quedarte aquí.
Miley-. Aunque me salves de mis
problemas económicos? Pero si dijiste que...
Nick-.Piénsalo bien -dijo con tono
abrasivo-. Theo no permitirá que compre la granja y te la devuelva. Eso es
precisamente lo que espera que haga. No me la venderá y, por otro lado, es
bastante inteligente como para dejarse engañar por un falso comprador que haga
de tapadera. Tengo que encontrarte un nuevo lugar para que podáis vivir los
animales, Dottie, Sam y tú.
Miley luchaba con todas sus
fuerzas para admitir todo lo que Nick estaba diciéndole.
Miley-. Un nuevo lugar? ¿Para todos
nosotros? -exclamó-. Pero eso es imposible...
Nick-.Un poco difícil si consideramos
que tenemos tan poco tiempo, pero no imposible. Si invierto la suficiente
cantidad de dinero y personal en esta operación, lo conseguiré. Lo conseguiré
por ti.
Miley se encontraba muy tensa
ante la presencia de Nick. Se encontraba tan cerca, que casi podía tocarlo y le
horrorizó reconocer que precisamente era eso lo que quería hacer. Había
recibido demasiados golpes últimamente y, en el fondo de su mente, todavía
guardaba la convicción de que Nick obraría un milagro y haría que todo volviese
a la normalidad de nuevo. Ahora se decía que no, que eso no era posible y que
la situación era incluso peor de lo que se imaginaba. Incluso contando con el
apoyo de Nick tendría que irse de la granja de Craighill igualmente. Empezaba a
dolerle la cabeza. Le daba vueltas a pensamientos absurdos y vagos entre los
cuales, sin embargo, uno tenía una claridad cristalina:
Miley-. Si me obligas a seguir casada
contigo imponiéndome esas condiciones, perderás mi confianza para siempre -le
avisó fieramente.
Nick-.A veces, uno no tiene elección
- la desafió con sus dorados ojos-. Ésta es la única forma que tengo de
asegurarme de que nuestro matrimonio tiene futuro. Sabes perfectamente que
aceptarás mi oferta porque es la única que hay sobre la mesa.
Miley apartó la mirada, la clavó
en la pared y tembló agitada por el resentimiento. Sin embargo, apretó los
dientes con todas sus fuerzas para contener las desafiantes palabras que le
venían a la boca. Como siempre, Nick le había dado donde más le dolía. El era
su única opción y no había tiempo que perder.
Miley-. Muy bien. Aunque me resulta
difícil ver qué es lo puedes ganar con un acuerdo como éste, seguiré... seguiré
siendo tu... esposa -las desagradables palabras de rendición salieron de la
boca como si fueran balas.
El fornido cuerpo de Nick se volvió a
poner tenso al sentir que regresaba la misma sensación de mareo que había
sufrido antes. Se empezó a preguntar si tenía alguna clase de virus. Entrecerró
los ojos y, sin apartar la atención de Miley, respiró lento y hondo.
Nick-.Nunca lo lamentarás
Miley-. Ahora te odio... ¿Es eso lo
que querías? –replicó.
Nick lanzó una mirada hacia la puerta
entreabierta que había detrás de ella. A través de la puerta podía ver las
sábanas blancas y rosas de la cama de Miley. El tenso cuerpo de Nick se
estremeció preso del ardor sexual y el deseo: sabía exactamente lo que quería.
Ella no lo odiaba, no podía odiarlo; Se negó a aceptar lo que acababa de
decirle. Su mirada vagó por el rostro de Miley hasta detenerse en su
apetecible boca. Después, bajó lentamente hasta llegar a la tentadora plenitud
de sus pechos, donde se demoró antes de proseguir con aplomo hacia la femenina
curva de sus caderas.
Miley-. No te atrevas a mirarme como
si fuera un pedazo de carne! -estalló hecha una furia.
Nick-.Eres mi mujer... ¿Es que no
puede un marido mirar a su esposa de esa manera? Ya sé lo mucho que te
esfuerzas por esconder tu fantástico cuerpo bajo esas ropas. Te deseo y no me
avergüenza admitirlo - pasó uno de sus dedos por la curva del labio inferior de
Miley y observó como ésta se estremecía como si se encontrara a la intemperie
expuesta a la fuerza de un huracán-. ¿Cuánto tiempo más vas a hacerme esperar?
El rostro de Miley enrojeció
hasta la raíz de los cabellos. De algún modo se negaba a reconocer que estaba
más que dispuesta a escuchar cómo Nick la consideraba un objeto de deseo para
él.
Miley-. Detente -le pidió al
instante.
Nick-.No soy capaz.
Miley sintió que su propia debilidad
ascendía como la marea en su interior. Ella también lo deseaba, tuvo que
reconocer; lo deseaba hasta un extremo indecente. La rabia y el desprecio por
sí misma le desgarraron las entrañas con sus vengativas garras. Miley se
obligó a retirar la mirada del cuerpo de Nick y forzó a sus temblorosas piernas
a que se movieran en dirección a la puerta.
Miley-. Empezaré a comportarme como
una esposa cuando esté en mi nueva casa, no antes.
Nick-.Te burlas de mí... - resopló
con absoluta incredulidad.
Algo parecido a una descarga eléctrica
se desató en el interior de Miley. La pasión que Nick sentía por ella era
genuina, tuvo que reconocer. Le resultaba algo incomprensible, pero Nick estaba
proyectando en ella una energía sexual que ponía el ambiente al rojo vivo, como
si caldeara el aire con una antorcha. Estaba demasiado acostumbrado a la
satisfacción instantánea. La espera constituía una nueva y desafiante
experiencia para él. Miley se irguió con tal altivez,
que se sentía incluso más alta de lo que realmente era.
Miley-. En absoluto. No me estoy
burlando de ti.
Nick-.Pero..,hemos hecho un trato...
- la miró con incredulidad.
Miley-. Por supuesto. Cuando cumplas
tu parte del trato y nos consigas a todos otro lugar donde vivir, yo cumpliré
también con mi parte -sostuvo con firmeza.
Nick-.Acaso piensas que incumpliré mi
promesa? - apretó la mandíbula.
Miley-. No -echó los hombros hacia
delante-. Me estás obligando a hacer algo que no quiero y no estoy dispuesta a
fingir lo contrario. Así que no pienso comportarme como tu esposa hasta que no
tenga más opción que hacerlo. Ni siquiera me siento como si estuviera casada...
Nick-.Pues te sentirás. Te lo aseguro
-dejo caer sibilinamente-. Dame tiempo.
Revuelta por el acuerdo que acababa
de aceptar, Miley dejó su mirada perdida en el vacío incluso después de que
Nick se fuera. Al fin se iba a convertir en la señora Angelis muchos años
después de haber dejado de fantasear con esa ilusión. Esa vez, sin embargo,
albergaba muy pocas ilusiones al respecto. Acababa de descubrir que Theo
Demakis y Nick Angelis eran muy parecidos en el fondo. Eso la había destrozado.
Ahora empezaba a darse cuenta de que Nick siempre debía de haber sido así de
insensible. Y, de hecho, eran ésas las mismas cualidades que probablemente
sirvieron para persuadir a su abuelo de que Nick Angelis era el nieto político
ideal para él.
Pero tal vez a Nick todavía le quedara aprender que una
esposa no era algo tan fácil de controlar como un empleado o un objeto
inanimado, reflexionó Miley con firmeza. Quizá fuera necesario que aprendiera
que podía devolverle los golpes con tanta fuerza y de un modo tan desapasionado
como cualquier hombre. De hecho, si jugaba bien sus cartas, después de haber
acabado con Nick, hasta era posible que éste deseara darle el divorcio.
Liam llegó a la hora del té con la
infame revista en la que se habían publicado las fotos.
Liam-. Has visto esto? Me quedé de piedra cuando unos
alumnos míos me lo enseñaron y me preguntaron si era yo –suspiró -¡Sólo Dios
sabe lo que pensará Stella de esto cuando lo vea! ¿Conseguiste el préstamo?
Miley-. Nick y yo hemos decidido
vivir como un matrimonio normal durante un tiempo -le informó de la forma más
natural que pudo.
Liam-. No te creo. Nick es un
donjuán. ¿Cómo es posible que una mujer con un elevado sentido moral como el
tuyo quiera estar casada con un tipo que tiene tres amantes?
Con los ojos cerrados, Miley se
encogió de hombros. Aunque Liam fuera un buen amigo, algunos planes no estaban
hechos para ser compartidos. Estaba planeando unos cuantos golpes bajos y,
cuando todo hubiera acabado, Nick se daría cuenta de que ella también podía
luchar suciamente si se lo proponía. Si él usaba el chantaje, ella utilizaría
su astucia femenina. ¿Se le habría ocurrido a Nick redactar algún acuerdo
prenupcial para proteger su riqueza en caso de divorcio? Ella creía que no, ya
que estaba demasiado acostumbrado a la independiente forma de ser de ella y a
las numerosas ocasiones en que había rechazado beneficiarse económicamente del
matrimonio. Bien, pues las cosas iban a cambiar. Si Nick le era infiel,
contrataría el mejor abogado matrimonialista de Londres. Y cuando todo acabase,
los animales de su refugio vivirían felices para el resto de sus días...
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