martes, 26 de junio de 2012

ONE SHOT "UN AMIGO" SEGUNDA PARTE



Cuando desperté a la mañana siguiente Nick ya no se estaba, un dolor punzante cruzó mi pecho al pensar que solo había sido una mera diversión para él, algo pasajero. Pero en cierta manera sabía lo que pasaría, no podría haber nada entre nosotros, él no era hombre de una sola mujer; la única forma de tenerlo era a través del sexo y si esa era la única manera de tenerlo... pues así seria.
Me duché para ir a casa de mis padres. Si estaba mi hermano en casa el también estaría allí lo trataría como si no hubiese pasado nada aunque me doliera. Me vestí, me maquillé un poco y salí dirección a casa de mis padres. Salí de mi Lexus, en la ventana estaba mi madre esperándome como cada mañana.


Tish─ Hola hija mía. ¿Quieres tomar café? —Dijo mi madre nada más abrirme la puerta.

Miley─ Claro mamá. –La abrace como hacía cada vez que iba. —Y Trace?

Tish─ Salió a llevar unas cosas a casa de un amigo.

Un alivio recorrió todo mi cuerpo porque sabía que no me cruzaría con Nick pero también me sentí decepcionada. Deseche mi línea de pensamientos y fui tras mi madre hasta la cocina. Me quedé helada cuando entre en la cocina…allí estaba…Nick estaba sentado en la mesa desayunando, no deje mostrar ninguna expresión en mi rostro.

Nick─ Buenos días Miley. Qué tal dormiste? –Me preguntó con una sonrisa socarrona.

Miley ─ Bien Nick, como siempre.

Sabía que eso le dolería en su ego masculino por eso lo hacía.

Tish ─ Siéntate Miley te preparo ahora el café

Tome asiento justo al lado de Nick, pues era el único sitio libre. Mi padre se levantó y salió al jardín. Desde la puerta grito:


Billy─ Nick cuando termines ven a echarme una mano.

Nick─ Si señor

Mi madre salió fuera un momento con mi padre momento que nos quedamos solos, él me miró, yo lo miré de reojo mientras leía el periódico, ya no aguantaba más.

Miley ─ ¿Qué? –Le solté con brusquedad.

Nick ─ Nada.

Miley ─ Entonces deja de mirarme. –Volví a leer el periódico.

Después de un instante en silencio tenso él me habló:

Nick ─ ¿No piensas decir nada?

Miley ─ Sobre qué? –haciéndome la desentendida

Nick ─ Sobre lo que paso anoche entre nosotros.

Miley ─ No se qué quieres que te diga, fue algo que paso y ya está; no volverá a ocurrir. –Dije quitándole importancia.

Nick ─ Si que volverá a ocurrir, no puedes negarme algo que me diste, al entregarte a mi me diste ese poder, cuando me canse de ti quizás te deje. –Veía en su rostro que estaba enfadado.
Miley ─ No volverá a ocurrir, no sentí nada cuando lo hicimos de modo que no quiero que me toques.

Me levante cuando la cafetera comenzó a hervir para servirme el café. Entonces lo noté detrás de mí. Me agarró por las caderas pegándome con una fuerza posesiva a su cuerpo, algo que me excitó y me gustó.

Nick ─ Volverás a ser mía no lo dudes, y no una sino varias veces. –Dicho eso me mordió el lóbulo de la oreja y se apartó, salió al patio como un huracán.
Estuve toda la mañana ayudando a mi madre mientras mi padre arreglaba el cobertizo que teníamos en el jardín para guardar las herramientas de jardinería y Nick le ayudaba. Preparé un poco de limonada para que se refrescasen un poco.

 Billy─ Miley necesito que vayas con Nick a comprar unas cosas que necesitamos

Miley ─ Pero es que papá yo ya me iba. –Me quejé.

Billy─ Solo será un momento no tardareis nada, por favor.

Miley─ De acuerdo. –Asentí a regañadientes.

Conducía él, pero solo sabia mirar a mi escote o a mis muslos, me maldije por ponerme una falda corta ese día.

Miley─ Como no dejes de mirar vamos a tener un accidente.

Nick ─ No te preocupes, tengo todo controlado

Posó una mano en mis muslos y siguió subiendo sendero arriba; entonces le paré la mano.

Miley ─ mantén esas manos quietas

Soltó una carcajada, nunca me había parecido tan sexy la risa de un hombre era preciosa y me dejaba extasiada. Miré de nuevo hacia delante para olvidarme de su risa, su rostro, su forma de tocarme…

Llegamos al centro comercial y me bajé con él para comprar lo que mi padre me había pedido. Fuimos a la zona de jardinería donde se encontraba un chico muy guapo que de momento vino a atendernos.

***** ─ Hola. —Sonrió. – ¿Puedo ayudarle en algo señorita?

Nick─ No gracias. Ya nos las apañamos solos. —Dijo rodeándome con una mano la cintura, como si marcase su territorio.

Por una parte me gustó por otra me molesto. Me gusto que fuese atento y parecía que era un gesto de que protegía lo suyo, pero luego veía que no iba a ser nada serio, que sería como el perro del hortelano, ni come, ni deja comer.

Miley─ ¿Se puede saber porque has hecho eso? –Repliqué enfadada.

Nick─ Encima de que te defiendo de un lobo con piel de cordero, te pones así… ese niño de mamá solo quería tocar tu dulce piel.

Miley─ ¿Acaso pensaste en lo que yo quería? –Le dije mordaz.

Nick─ No quieres nada con él, porque el único que puede encender tu fuego soy yo… eres mía. –Lo miré a los ojos y le brillaban como si fuera el mismísimo Lucifer; sabía que lo había enfadado.

Miley─ No veo que lleve ninguna etiqueta con tu nombre, de modo que no soy de nadie. Soy una mujer libre, hecha y derecha para hacer lo que me venga en gana.

Entonces me cogió de la cintura, apegándome a su cuerpo.

Nick─ Entonces dime que no deseas la marca de mis labios sobre los tuyos o sobre tu piel y entonces te dejaré marchar con quien quieras.

Dicho eso me beso con fuerza y voracidad, haciendo que mi cabeza diera vueltas perdiéndome en la noción y calentura de ese beso. Como decirle que no quería aquel beso, ni sus caricias… si  él sabía de sobra lo que mi cuerpo y mi alma sentían cuando se acercaba a mí. Me abrasaba con cada beso, con cada caricia en una locura sin retorno. Se separó de mí dejándome tambaleante.

Nick─ Dime que no deseas eso y te juro por Dios que me iré… pero no puedes convencerme con tus palabras cuando veo como reaccionas cuando te toco. –Dijo acariciando mis mejillas.

Cerré los ojos mientras mordía mis labios acariciando las magulladuras de aquel beso.
Terminamos de comprar lo que mi padre dijo y subimos a la camioneta. Puso en funcionamiento el motor, cuando me di cuenta de la dirección que tomaba lo miré.

Miley─ ¿A dónde crees que vas? –Le dije enfadada.

Nick─ A tu casa; ¿o quieres que tu hermano se entere de lo que hacemos? Si es así vamos a mi casa.

 Miley─ Tu y yo no tenemos nada que hacer, ni que decir.

Nick─ No seas testaruda; al mostrarme tu reacción cuando te he besado antes, me has dado la razón. Soy el único que puede darte mayor placer.

Diablos!!!Sabía de sobra cómo reaccionaba por él.

Llegamos al edificio donde se encuentra mi departamento, entramos en el ascensor y sin perder nada de tiempo empezó a  besarme mientras me quitaba la blusa, con una posesividad que no había usado con la chica de la habitación.

Nick─ Eres mía… mía solamente mía. –Dijo mientras me besaba con fuerza y voracidad, introduciendo la mano en mi pelo mientras otra la llevaba a mi trasero.

El ascensor sonó, entonces vi que alguien estaba en la puerta. No nos importó lo más mínimo, una vez desatada la pasión nada nos importaba. Mientras intentaba abrir la puerta, él besaba mi cuello, mordisqueando, haciéndome perder el control y sumiéndome en una dulce locura. Entramos y tras cerrar la puerta me puso contra ella, me quitó toda la ropa y yo le desgarré la camisa, era una lucha incontrolable por arrancar la ropa al otro mientras nos besábamos. Arrancó mi sostén, marcó un sendero de besos y suaves mordiscos desde mi cuello hasta mis pechos, mordisqueo mis pezones suave primero, luego más fuerte sin hacerme daño solo mostrándome el placer que podía llegar a darme su cuerpo. Bajo por mi cuerpo con besos suaves y dulces hasta llegar a mi triangulo de Venus. Nunca me había sentido tan viva como cuando me tocaba él. Me estaba haciendo perder la cabeza y sentirme más húmeda aun. Me cogió en brazos como si apenas pesase nada, y caímos en el sofá con brusquedad. Bajé por su torso besándolo hasta llegar a su miembro, entonces cuando jugué con mi lengua sobre la punta de su miembro lo escuché gemir y más me excite yo. Apenas había empezado a jugar con él cuando me levanto y me hizo sentarme sobre él para que me penetrase. Moví mis caderas con suavidad primero contrayendo mi vagina haciéndolo gemir y más gemía yo. Aumente el ritmo de mis caderas cada vez más y más. Entonces llegamos a un orgasmo que me hizo ver estrellas blancas a través de mis ojos cerrados. Nunca me sentí tan viva y ligera.

Caí sobre su pecho, exhausta. Él me abrazo, algo que vi raro pero me encantó.

 ─ Ahora tengo que irme pero tenemos un asunto pendiente, y volveré….

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