La tarde transcurrió lentamente,
animada tan sólo por una llamada de Liam, quien pidió a Miley que lo acompañara
para ver un par de apartamentos unos días más adelante. Fue después de
medianoche cuando Nick llamó para decirle que tenía mucho trabajo y que pasaría
la noche en su apartamento de Londres. Miley ocultó su decepción e intentó
comportarse como si no pasara nada. Tal vez fuera buena idea dejar que las
cosas se calmaran, pensó.
Nick estuvo fuera durante dos días y,
al tercero, cuando volvió a Oakmere, era Miley la que estaba ausente. Nick miró
en todas las habitaciones para comprobar si su esposa le había dejado alguna
nota. Después, entró en el establo en su busca, pero no había señal de ella por
ninguna parte. Cuando vio que no tenía otra opción, marcó el número de su
móvil.
Nick-.Dónde estás? -preguntó un poco
preocupado.
Miley-.Estoy en Londres con Liam,
viendo unos apartamentos...
Nick respiró hondo, muy, muy
lentamente.
Miley-.Estás todavía en el trabajo?
-No. Regresé a casa para pasar un
poco de tiempo contigo.
Miley-.Y yo estoy fuera... Lo siento
-se esforzó en hacerle ver que lo sentía de verdad-. Creí que tampoco vendrías
esta noche.
A Nick no le resultó nada
reconfortante la confesión de Miley. ¿Y si el atractivo y atento Liam era algo
más que un amigo? ¿Cómo podía averiguarlo? Liam no hacia nada sin consultarlo
antes con Miley. La telefoneaba continuamente y ella compartía un lazo muy
estrecho con él. En comparación, Nick se encontraba en desventaja. Había
presionado a Miley para que se fuera a vivir con él. Ella no lo amaba. Teniendo
en cuenta lo que le había dicho sobre su carácter, estaba claro que ni siquiera
le gustaba. Y sin embargo, no podía quitarle las manos de encima. Por lo menos,
Miley sí se sentía sexualmente atraída por él. ¿0 había sido también eso parte
de la actuación? ¿Una mera diversión, tal vez? Miley era una mujer muy sensual
que había esperado demasiado tiempo para descubrir esa nueva dimensión de su
naturaleza. Quizá ahora ardía en deseos de experimentar...
Miley-.Nick? -interrumpió el silencio
de la línea telefónica-. Mira, tengo que irme. Te veo después.
Pasó bastante tiempo hasta que Miley
llegó a la abadía. Lo único que deseaba era tumbarse y dormir durante, por lo
menos, un mes. Por mucho que había intentado apresurarse en el camino de
vuelta, no lo había conseguido. Nick la saludó, de pie frente a las escaleras.
En el momento en que lo vio, a Miley se le hizo un nudo en el estómago. Tenía
un aspecto tan poderosamente atractivo que apenas podía quitarle los ojos de
encima.
Nick-.Dónde has estado? Intenté
llamarte de nuevo. No contestabas al teléfono.
Miley-.Olvidé recargar la batería -suspiró-.
Si te lo cuento, no te vas a creer los problemas que he tenido para volver a
casa...
Nick-.Inténtalo
Miley-. Liam se eternizó hablando con
el vendedor del apartamento que estuvimos viendo. Cuando volví al coche, tenía
una rueda pinchada... Liam la cambió, pero tuvo un montón de problemas con las
tuercas de la rueda - se apartó el flequillo de la frente, mojada por el sudor.
Nick-.Las tuercas de la rueda
-repitió con su característico resplandor en los ojos-. ¿Es ésa la mejor excusa
que tienes?
Abriendo los ojos como platos, Miley
se detuvo en su camino escaleras arriba.
Miley-.¿Perdona? -preguntó
sorprendida.
Nick-.Son las doce pasadas.
Miley-.No soy Cenicienta.
Nick-.Y yo no soy estúpido. Has
estado con otro hombre durante horas.
Miley-.¿Con otro hombre? -preguntó,
sin ser capaz de identificar inmediatamente a Liam como el objeto de las
preguntas de su marido.
Nick-.No contestabas el teléfono...
has estado fuera toda la tarde. ¿No te parece natural que sospeche?
Cuando Miley se dio cuenta de adónde
quería llegar Nick con sus preguntas, apenas pudo ocultar su perplejidad.
Miley-.Sospechas de Liam y de mí?
¡Pero si está locamente enamorado de Stella desde hace años!
Nick-.Es la primera vez que mencionas
el nombre de Stella, ¿no te parece eso un poco extraño?
Su persistencia desconcertaba a
Miley. La tensión que se marcaba en sus rasgos faciales era muy real, sin
embargo. Sólo entonces recordó Miley aquella ocasión en que Nick le preguntó
por su amistad con Liam a raíz de la foto que había salido publicada en las
revistas. La única contestación que ella le dio fue un largo silencio. Se
sintió horriblemente culpable por no haber intentado acallar sus sospechas
entonces. De hecho, hasta había disfrutado con la idea de que Nick pensase que
sus afectos no estaban centrados exclusivamente en él.
Miley-.Leo y yo somos amigos. Eso es
todo. Debí dejarlo claro desde el principio. El problema es que... quería que
te sintieras un poco celoso -le confió avergonzada, a la vez que notaba un
pequeño pinchazo en el vientre.
Nick-.No soy celoso -afirmó con los
dientes apretados.
Luchando contra el mareo, Miley tuvo
que reconocer que no se sentía bien y asió con fuerza la barandilla de la
escalera. Tenía el rostro más blanco que la nieve.
Nick-.Theos mou... ¿Qué te pasa?
-exclamó
Miley titubeó y sus rodillas cedieron
bajo su peso. Se cernió la oscuridad en torno a ella. Nick se lanzó hacia su
esposa y la tomó en sus brazos al desmayarse.
Miley recuperó la conciencia. Estaba
tumbada en el sofá de la sala de estar.
Miley-.¿Qué ha ocurrido?
Nick se inclinó sobre ella. Sus
brillantes y hermosos ojos oscuros mostraban una clara preocupación.
Nick-.Te desmayaste y casi te caes
por las escaleras. Debes ir al médico.
Miley-.No seas tonto. No me pasa
nada. Tan sólo estoy agotada Hice demasiadas cosas hoy. No he comido nada y
estoy cansada.
Nick-.Ya veo que Liam te ha cuidado
bien hoy, pethi mou -replicó.
Miley-.Una mujer no necesita que
ningún hombre cuide de ella.
Nick-.Pues para mí es un placer
cuidarte... y asegurarme de que comes y descansas y no tienes problemas
-respondió sin dudarlo un momento-. Me gusta hacerlo.
Era cierto. Y además se le daba muy
bien hacerlo. Miley recordó lo solícito que había sido en La Toscana. Había
cuidado de que no tomase demasiado el sol o de que no se levantara más tarde
que él. Habían cenado en los restaurantes favoritos de ella, visitado los
lugares que ella quería ver. Le había consentido todo y le había hecho sentirse
tan valiosa como el oro. Sin pensarlo, tomó la mano de Nik y se la llevó a la
mejilla.
El tenso rostro de Nick se relajó y
acarició a su esposa.
Nick-.Aun así quiero que mañana te
vea un médico. Tienes un aspecto muy frágil.
Con ayuda de Nick, Miley se metió en
la cama. Nick le llevó una tortilla que, según afirmó, había cocinado él mismo.
Mientras se la comía, le pidió que le contase la historia de Liam y Stella. Se
rió con franqueza en un par de ocasiones. Dijo que Liam era muy cobarde y que
debía hablar con Stella cuanto antes. Al oír sus argumentaciones típicas de
macho, Miley empezó a relajarse y se sintió feliz de nuevo. Había echado tanto
de menos a Nick. Pero, se preguntó preocupada, ¿y si él no quería tener hijos?
«Bueno, puedo vivir con ello. Nada es perfecto. Tal vez en el futuro cambie de
parecer. Tengo al hombre de mi vida, ¿no debería ser eso suficiente?».
Miley-.Debería haberte dicho lo de la
píldora -susurró ella a modo de disculpa.
Nick-.No... tenías razón. Debí haber
recordado cómo empezó nuestro matrimonio.
Con los ojos sombríos, Nick contempló
cómo su esposa caía dormida. Esa misma mañana había puesto Oakmere Abbey a su
nombre para que, pasara lo que pasara, ella y el refugio estuvieran siempre
seguros. Si no tenía cuidado, pensó Nick, podía perderla. De algún modo, tenía
que hacer que cambiase la imagen que ella tenía de él. Hacer donaciones a
Greenpeace y establecer premios para jóvenes emprendedores no era suficiente
para impresionarla. Tenía que hacer algo compasivo por los animales.
Al amanecer, Miley se despertó y
sonrió aletargadamente al sentir el firme y poderoso cuerpo de Nick a su lado.
Lo miró. Él también estaba despierto y mirándola. Miley se preguntó por qué
estaría tan serio. Acercándose a él, le hizo cosquillas para animarlo.
Sorprendida por su incapacidad para reaccionar, acarició su torso con la mano.
El tomó su mano.
Nick-.Estuviste enferma anoche... no
deberíamos...
Miley-.Un rechazo me ofendería
profundamente. Dijiste que para ti era un placer cuidarme -le recordó con ojos
traviesos.
Los labios de Nick esbozaron una
sonrisa.
Nick-.Es un gran placer, thespinis
mou -afirmó, apretándola contra él y apoderándose de sus labios.
Un par de horas después, Miley bajó
las escaleras apresuradamente para desayunar con Nick. Mientras cruzaba el
recibidor, sin la menor advertencia, un espasmo de dolor le atravesó la pelvis
e hizo que se retorciese.
Miley-.Nick! -gritó, aterrada.
Nick la llevó al hospital más
cercano. Ambos se quedaron perplejos cuando, al hacerle una prueba de embarazo,
el resultado dio positivo. Nada más averiguar que estaba embarazada de dos
meses, Miley había sufrido un aborto. El ginecólogo les dijo que no debería
haber tomado anticonceptivos hasta después de haber tenido la regla.
Miley permaneció tumbada en la cama
de su habitación privada, con la vista perdida en el techo. Debía de haberse
quedado embarazada la primera vez que se acostó con Nick. Su sueño más anhelado
se había vuelto realidad, y ahora, cuando ya lo había conseguido, lo perdía
para siempre.
Nick-.Si lo hubiéramos sabido... -respiró
hondo, tomándola de la mano-. No lo supimos hasta que era demasiado tarde.
Miley-.Tienes razón -dijo, mirando a
la pared.
Nick-.Yo soy el único culpable.
Hicimos el amor y no hice que tomaras precauciones.
Miley-.Te había dicho que quería un
hijo -sin entender cómo podía culparse.
Había logrado concebir un hijo y, de
haber seguido embarazada, se habría sentido la mujer más feliz del mundo. Pero
había sufrido un aborto y la conversación con Nick lo único que conseguía era
recordarle la pérdida.
Nick-.Lo siento... no te puedes
imaginar cómo - la tomó de las
manos.
Nick no la había dejado sola ni por
un momento. Había sido fuerte por ella, la había apoyado, había sido todo lo
que un marido debía ser. Pero tan sólo unos días antes había admitido que
realmente no quería tener un hijo con ella. Por supuesto, si hubiera sabido que
existía la posibilidad de que se quedase embarazada, nunca lo habría admitido.
Pero el caso es que se lo había dicho y Miley no podía olvidar su actitud.
Sintió no haber conseguido ver a tiempo lo decente que era Nick.
Nick-.Dejé que mi orgullo se
interpusiera entre nosotros...
Era una afirmación demasiado
sorprendente como para que Miley no se girase sobre la almohada para mirarle.
Miley-.¿Cómo?
Nick-.Siempre he querido que me
dieses un hijo -admitió con mirada sombría-. Pero cuando dijiste que tú no lo
deseabas, no supe admitirlo.
nick-.¿Qué ha pasado?
Miley sintió un nudo en la garganta.
Giró de nuevo la cabeza para que Nick no la viera llorar. Estaba claro que él
intentaba reconfortarla mostrándole toda la simpatía de la que era capaz. Y lo
hacía muy bien, tuvo que reconocer Miley. Pero no quería que le dijese
mentiras, bien por lástima, bien por su sentimiento de culpa. ¿Por qué iba a
sentirse culpable por decir que no quería tener un hijo? Muchos hombres con la
edad y el estilo de vida de Nick dirían lo mismo y no pasaba nada.
Miley-.Creo que quiero dormir
-murmuró.
Nick-.Adelante... No te molestaré.
Se hizo el silencio.
Miley-.Me gustaría estar sola
-susurró ella.
Nick-.No creo que debas estarlo,
pethi mou.
Miley-.Vete a casa, por favor ¿No
tienes trabajo que hacer?
La puerta se cerró. Miley volteó otra
vez la cabeza sobre la almohada y centró la mirada en la silla vacía en la que
Nick acababa de estar sentado. Quería que se fuese pero, con la misma rapidez e
irracionalidad, lo quería ahora de vuelta. Hundió su cabeza en la almohada.
Tres días después, Nick la recogió y
la llevó de vuelta a Oakmere. Miley cambiaba de tema cada vez que él intentaba
hablar sobre el aborto...
Habían pasado seis semanas desde que
Miley regresó del hospital. Escuchó cómo sonaba el teléfono en el recibidor de
la abadía. El mayordomo lo contestó antes de que ella pudiera llegar y le
tendió el auricular.
****-.Estoy hablando con Miley Angelis?
-preguntó una voz masculina que hablaba un inglés con acento-. ¿La nieta de
Theo Demakis?
Miley-.frunció el ceño -Sí... ¿por
qué?
Era el abogado de su abuelo, Gregoly
Lelas. La llamaba para informarla de que su abuelo había muerto repentinamente
esa misma mañana de un ataque al corazón. Miley sintió un súbito mareo. Siempre
había guardado en secreto la esperanza de que Theo Demakis llegase a lamentar
algún día lo mal que la había tratado y la reconociese como un miembro más de
su familia. Pero ahora era demasiado tarde.
Al ver de lejos la pálida expresión
de Miley, Nick entró en la habitación.
nick-.¿Qué ha pasado?
Miley-. mi abuelo ha muerto.
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