Nick-.como te sientes?
Nick acomodó a Miley en un asiento de
su jet privado con tanto cuidado como el que hubiera empleado con una inválida.
Miley-.Estoy perfectamente bien
Sus blancos dientes rechinaron al
pronunciar tal afirmación. Estaba segura de que, si le preguntaba una vez más
qué tal se encontraba, se pondría a gritar. Tantas y tan exageradas atenciones
le parecían del todo innecesarias. Ahora no sufría la menor molestia física.
Irónicamente, se sentía con la salud de un caballo.
Cuando despegaron, Miley se puso a
leer el Nacional Geographic e intentó parecer que no se daba cuenta de la mirada
de Nick.
Nick-.No me hablas... –murmuró.
Miley-.Por supuesto que te estoy
hablando. ¡No soy una niña, por Dios!
Nick-.No te conozco cuando te pones
así. Es como si estuvieras rodeada de alambre de espino.
Miley-.Vamos de camino a un funeral.
Perdona si no me pongo a parlotear -se tapó la cara con la cubierta de la
revista.
Nick dejó su asiento y se sentó en el
que estaba al lado de Miley.
Nick-.Podemos superar todo esto...
pero tenemos que hablar.
Miley tiró la revista al suelo hecha
un manojo de nervios. Sentía que sus emociones descansaban en el filo de una
navaja. Su corazón estaba lleno de impulsos contradictorios. Quería que Nick
estuviera cerca de ella y, al mismo tiempo, no podía resistir la tentación de empujarlo
y apartarlo de ella...Con la mano, se alargó el bajo de la elegante falda que
llevaba puesta.
Miley-.Déjame tranquila ahora, por
favor.
Nick-.Yo también he perdido un
hijo...No me apartes de tu lado, thespinis mou.
Al levantarse para ir al
compartimiento donde se encontraba la cama, Nick le agarró la mano.
Miley-.Qué?
Nick-.Podemos compartir algo más que
una cama -le dijo con un candor desconcertante.
Furiosa, se libró de su mano y huyó
de él. Desde que perdió el niño, Nick se había pasado las noches enteras
abrazándola sin ni siquiera tocarla. ¿Sabía él lo mucho que echaba de menos el
sexo? Y ahí estaba ella, sin apenas dirigirle la palabra y, aun así, sin poder
apaciguar el deseo que sentía por él. Sus manos se cerraron en puños. Nick
tenía razón. Había una barrera entre ellos, pero esa barrera era mucho más
simple de lo que él creía.
Por supuesto, ya no culpaba a Nick
porque este no hubiera querido tener un hijo. No era tan estúpida como para
seguir culpándolo por eso. No, después del aborto, Miley se había dado cuenta
de que, si estaba sufriendo, era sólo por culpa de ella misma. El amor no
correspondido provocaba ese tipo de desilusiones. Lo peor de todo era que ella
estaba obsesivamente enamorada de Nick. Siempre lo había estado. Pero cuando
eran tan sólo amigos, por lo menos había entre los dos la suficiente distancia
como para que ella pudiese conservar su orgullo, su sentido común y su
independencia. En resumen, se las había arreglado muy bien sin Nick. Después de
que el sacerdote bendijera por segunda vez su matrimonio, sin embargo, las cosas
habían cambiado y, con ellas, también sus aspiraciones.
Aun así, no podía culpar a Nick por
no amarla. Él nunca le había prometido amor eterno. Se comportaba como un
romántico porque había nacido para ello. Tenía el gesto apropiado y la palabra
apropiada para cada momento. Después de ser tratada durante tres semanas en La
Toscana como una diosa, el regreso a la realidad había sido especialmente duro.
Nick no la amaría nunca y tenía que aprender a vivir con ello. Ya encontraría
la manera de forjar otro tipo de intimidad con él, razonó. Su orgullo estaba
haciendo que se alejara, pero no quería destruir el matrimonio; no quería
perderlo. Más valía que se contentase con lo poco que tenía.
Miley-.He dormido un poco... y ahora
me encuentro mejor -le aseguró con una sonrisa firme mientras se aproximaban al
aeropuerto de Atenas-. Lo siento mucho, estoy un poco alterada.
Nick-.Considerando todo lo que has
pasado, te has comportado como una santa - haciendo con su carismática sonrisa
que el corazón de Miley diera un vuelco.
Miley se llevó una gran sorpresa al
ver que un rostro familiar la saludaba con solemne formalidad al bajar del
avión. Le reconoció al instante como el chófer de su abuelo.
Miley-.Dios mío... no esperaba que
viniese nadie a recibirme.
Al cabo de un rato, Miley le preguntó
a Nick:
-¿Crees que el conductor ha venido a
recogernos por su propia voluntad? Los sirvientes de mi abuelo eran muy amables
conmigo cuando llegué a Grecia.
La experiencia de Nick le decía que,
por regla general, el servicio no tomaba nunca esa clase de iniciativas, fueran
o no fueran amables. ¿Estaban intentando quizá los abogados de Theo correr un
tupido velo sobre la crueldad con la que Demakis había tratado a su nieta? El
ofrecerles una limusina para ir al funeral era un precio bastante barato para
silenciar el comportamiento de Theo. La sonrisa de Nick se torció con una mueca
sardónica y consideró que ésa debía de ser la respuesta a tanta amabilidad.
Desde el aeropuerto fueron a la casa
de la familia de Nick, donde los habían invitado a comer. Miley había recibido
llamadas muy cordiales y comprensivas de su suegra y sus cuñadas. El padre de
Nick los acompañó a la iglesia.
Durante el servicio religioso, Miley se
dio cuenta de que unas cuantas cabezas se giraban para mirarla. Fue ya en el
cementerio donde empezó a lamentar profundamente el no haber podido llegar a
intimar con su difunto abuelo y los ojos se le llenaron de lágrimas. Theo
Demakis había sido el último familiar que le quedaba con vida y hasta el final
había sido un hombre testarudo e implacable que rechazó todos los intentos de Miley
por acercarse a él. Por supuesto, sólo podía culpársele a él por ese
comportamiento. Mientras Nick estaba hablando con su padre, Gregoly Lelas se
acercó a Miley para comprobar si estaba dispuesta a visitar la mansión Demakis
después del entierro.
A Miley le sorprendió enormemente la
pregunta.
Miley-.No tenía intención de hacerlo
Gregoly-.Pero, usted debe de ser la
anfitriona. Es la última de los Demakis. Son sus invitados -puntualizó como si
no hubiera nada de extraordinario en que Miley asumiera ahora el papel que Theo
le había negado en vida-. Además, aprovecharé la ocasión para leer el testamento.
La idea de hacer de anfitriona en la
palaciega mansión Demakis agitó a Miley, pero enseguida comprendió que no tenía
otra alternativa. Al ser mencionado el testamento, los ojos de Miley se
abrieron de par en par. ¿Le habría dejado algo? ¿Un pequeño recuerdo? 0 quizá
algún tipo de souvenir que le hiciese recordar lo mucho que había decepcionado
a su abuelo.
Nick-.No puedo acompañarte, querida -con
tono de disculpa-. No sería apropiado que yo hiciera acto de presencia en casa
de Demakis.
Miley-.Pero eres mi marido -protestó en
vista de que iba a dejarla sola
Nick-.Siento decepcionarte... pero,
tal y como están las cosas, no puedo ir -la tomó de la mano, acariciándole la
muñeca con su pulgar para reconfortarla-. La limusina me dejará en mi oficina y
volverá a la mansión Demakis para esperar hasta que acabes. Estaré en mi
apartamento a las seis.
Miley sintió que había esperado
demasiado de Nick, considerando la enemistad que había habido entre Theo y él,
así que sonrió a su marido de manera comprensiva. En cualquier caso, los
invitados la mantuvieron demasiado ocupada como para notar la ausencia de su
marido.
Le perturbó, sin embargo, ver cómo
Cassia Morikis se acercaba hacia ella con la elegancia y el respeto de quien se
acerca a alguien de la realeza. Con su resplandeciente cascada de cabello rubio
platino y cubierta por un vestido negro muy elegante, Cassia tenía el aspecto
de una muñeca exquisita que alguien había puesto en la tierra sólo para
deprimir al resto de mujeres mortales.
La rubia miró a Miley con sus
radiantes ojos.
Cassia-.A mucha gente le impresionó
que Nick apareciese en el funeral. Tiene mucha clase. Tú nunca estarás a su
altura. No te diste cuenta de que yo también estaba allí, ¿verdad? Estabas
demasiado ocupada esforzándote en parecer devota.
Miley-.La iglesia estaba llena. No me
fijé -intentando mantener la compostura, aunque el estómago le daba vueltas
como si fuera una barca en medio de un remolino. Cassia siempre la había
intimidado mucho y aún sentía por ella un miedo adolescente-. No sabía que
conocieras a mi abuelo.
Cassia-.De veras que no? Desde hace
mucho tiempo, mi padre ha trabajado para Demakis Internacional. Es un hombre
muy poderoso -que se encontraba en su mejor forma, regaló a Miley una sonrisa
enfermizamente sarcástica-. Aunque todavía no se ha leído el testamento, todos
sabemos que Theo le ha dejado todo a los primos de su primera esposa que viven
en Alemania. No necesitan el dinero y dejarán los negocios en manos de los
actuales responsables. Muy conveniente para nosotros. No tanto para ti.
Puesto que Miley nunca había tenido
la menor esperanza de heredar de su abuelo, el desprecio de Cassia no tuvo
efecto en ella.
Miey-.Puedes pensar lo que quieras.
Cassia-.Oh, por supuesto que lo hago
-rió Cassia-. Me asombra que te comportes como si la casa fuese tuya. ¿De quién
fue la triste idea de hacerte pasar por anfitriona? Después de todo, eras
persona no grata aquí dentro mientras Theo seguía con vida.
Miley-.Lo que me asombra a mi es que
todavía me odies tanto. Los últimos ocho años deben haber sido muy vacíos para
ti si todavía sientes tanta amargura por que Nick y yo nos casáramos...
Cassia-.Y qué clase de matrimonio es
el vuestro? -estalló en un ataque de furia, con sus delicadas mejillas llenas
de rubor-. ¡Una farsa! Eso es lo que es. Le hice un favor cuando me aseguré de
que no pudiera cumplir en la noche de bodas. El pobre y hermoso Nick, obligado
a casarse con alguien como tú...
Miley-.Que te aseguraste de...? su
suave mirada se volvió tan dura como el acero.
Cassia-.Por supuesto -no podía
ocultar su sensación de triunfo-. ¿Quién si no crees que echó la pastilla en su
bebida cuando no miraba?
Miley tembló de rabia. Y entonces
recordó lo mucho que Nick la había alabado por su forma de mantener la compostura
en público. Su abuelo acababa de fallecer: era un momento solemne y triste. Por
otro lado, la violencia no era la respuesta más adecuada para situaciones
difíciles. Respiró tan hondo como pudo y reprimió los instintos que sentía.
Gregoly-.Señora Angelis... -apareció
en el momento más oportuno-. ¿Quiere acompañarme a la biblioteca?
Se sorprendió al comprobar que ella
era la única en la sala, además de los tres abogados.
Miley-.Dónde está el resto del mundo?
Gregoly-.No hay otros beneficiarios
-le dijeron y, antes de que pudiera comprender el significado de dicha
afirmación, se leyó el testamento.
Miley-.No lo entiendo
Gregoly-.Usted acaba de heredar todo
el patrimonio de su abuelo. Es usted una mujer muy rica, señora Angelis
-respondió el señor Lelas.
Miley-. ¿Y qué hay de los primos de
Alemania? -dijo con voz débil.
Gregoly-.Una tapadera que se inventó
su abuelo. Usted ha sido la heredera legal del holding Demakis desde el día en
que su padre, Apollo, murió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Holaa Chicaas(: Graciaas por dejaar suus comentarioos,, Sigaan asii porfaas Graciaas Luna&Mimi laas amaan'♥