Theo-. Me recuerdas a mi difunto hijo
y a su madre –estudió el rostro de su nieta con fría indiferencia-. Tienes los
mismos ojos de cachorro, la misma asustada sonrisa. No tienes agallas y la
debilidad me desagrada.
Miley-.Si fuera débil, habría vuelto
a casa el mismo día que llegué aquí - levantando la barbilla, sus ojos azules
listos para la lucha mientras, bajo su blusa de algodón, el corazón le latía
tan rápido de miedo que sintió náusea.
La antipatía de su abuelo le
incomodaba de continuo. Hacía ya tres semanas que había llegado a su magnífica
finca y cada día había sido un calvario. Había volado a Grecia con la inocente
esperanza de intimar, e incluso querer, a ese abuelo que aún no conocía. En
cambio, se había visto forzada a aceptar que era un hombre frío, malévolo, con
una lengua viperina y carente de la menor pizca de afecto hacia ella.
Theo-.Me tomas por tonto? -se rió al
ver su intento de desairarlo-. ¿Por qué crees que te invité a visitarme? ¡Has
aceptado todo lo que te he ofrecido porque tu madre está dándole a la botella
de nuevo y los acreedores la están esperando en la puerta trasera de su casa!
La decepción le quitó la máscara de
compostura que estaba intentando mantener y Miley no pudo sostener la
despreciativa mirada de su abuelo por más tiempo. Avergonzada, dejó caer la
cabeza y una cortina de cabello color castaño descendió sobre su redondeado
rostro haciéndole aparentar los diecinueve años que, de hecho, tenía.
Theo-.Acaso no tengo razón? -se
burló.
Miley-.Sí...-el admitirlo casi hizo
que se atragantara, puesto que le hubiera encantado poder decirle que estaba
equivocado y que su madre, Tish, se había desintoxicado y había dado un giro a
su vida. Por desgracia, no era posible decir eso y la despreciativa
satisfacción de su abuelo hacía que la humillación doliese aún más. Sospechaba
que estaba felicitándose por su clarividencia cuando, dos décadas antes, le
sugirió a su hijo que abandonase a su embarazada novia.
Theo-.Menuda yegua ganadora eligió
Billy para tener a mi única nieta! Podría haber escogido entre las mejores
herederas del mundo. Podría haberse traído una princesa para casarse con ella.
Por aquel entonces yo ya era más rico que Midas y el dinero puede medirse con
la sangre más noble. Pero mi hijo no tenía demasiadas luces, ¿no es así?
Escogió una mujer que era una derrochadora, una lujuriosa y una prostituta...
Con el rostro en llamas, Miley
se irguió de improviso.
Miley-.No me quedaré aquí sentada
mientras hablas de madre en ese tono!
Theo-.Qué otra opción tienes?
Necesitas mi dinero para sacarla de sus líos.
Tras esa contundente
afirmación, Miley perdió el color de su rostro. Bajó la cabeza y,
enfurecida, tragó saliva. Lentamente, se hundió de nuevo en su asiento. Había
aprendido cuando era aún muy joven que la penuria y la dignidad rara vez van de
la mano. En cualquier caso, Theo Demakis tenía razón y la verdad no era muy
agradable de oír: necesitaba su dinero. Su madre estaba hasta el cuello de
deudas, bebía demasiado y, en la actualidad, se enfrentaba a varias demandas
por facturas impagadas. Pero Miley estaba segura de que, si aliviaba a su madre
del estrés de los problemas económicos, se la podía convencer de que ingresara
de nuevo en una clínica de rehabilitación. Aunque fuera doloroso de aceptar,
reflexionó Miley con una sensación de vacío en el estómago, el dinero de
Demakis podía marcar la diferencia en cuanto a las posibilidades de vida o
muerte que tenía su madre. Años y años de abusos con el alcohol habían dañado
seriamente la salud de Trixie.
Theo-.Te traje a Grecia sólo porque
creo que puedes serme de alguna utilidad -dedicó a su nieta una mirada de
impaciencia-. Será interesante comprobar si tienes el cerebro suficiente para
reconocer un golpe de suerte cuando se te presenta delante de tus narices.
Miley quedó asombrada por dicha
afirmación.
Theo-.Qué piensas de Nick Angelis?
-le preguntó con una sonrisa irónica.
El desconcertante sonido de ese
nombre hizo pedazos la compostura de Miley. Totalmente sonrojada, apartó su
atención de Theo sin percibir la gélida mueca que había en sus labios.
Miley-.Es... es amable -consiguió
decir finalmente, retirando otras palabras más entusiastas que podrían haberla
puesto en evidencia delante de su abuelo.
¿Cómo podía hablar libremente de Nick
sin revelar lo profundos que eran sus sentimientos hacia él? Se había enamorado
por primera vez en su vida, pero ése era su secreto y no tenía la menor
intención de compartirlo con nadie. Después de todo, Nick tenía la oscura y
peligrosa belleza de un ángel caído y ella era insignificante. Además, tenía
sobrepeso. Era un amor sin esperanza y ella lo sabía.
Theo-.Cuál crees que sería la
reacción de Nick si tuviera que enfrentarse a la pobreza? En ese momento, la
familia Angelis está totalmente arruinada. Perderán sus casas, sus coches,
tendrán que sacar a los hijos jóvenes de sus caros colegios y eso será tan sólo
el principio de sus sufrimientos. Después de más de un siglo de riqueza y
bienestar, sus padres encontrarán complicado el adaptarse a pérdidas tan
grandes –observó cómo la sorpresa y una inmediata simpatía florecían en los
expresivos ojos de su nieta-. Pero tú tienes el poder de salvarlos de un
destino tan triste.
Miley-.Cómo podría ayudarles?
-exclamó, agitada por el retrato que su abuelo había pintado.
Theo-.Ayudándome a mí. Si accedes a
casarte con el chico de Angelis, rescataré a su familia de la pobreza y también
me ocuparé de los pequeños problemas de tu madre. Seré muy generoso con todos
ellos y, por regla general, no soy hombre generoso.
Miley le devolvió la mirada con
los ojos abiertos como platos. Mientras hablaba su abuelo, la boca de Miley se
había entreabierto unas cuantas veces como si quisiera empezar a hablar, pero
en cada ocasión una cautela innata la había detenido.
Miley-.Yo... aceptar casarme con Nick
Angelis? Pero, ¿cómo puede ser eso? Suena a cosa de locos... y no entiendo de
qué manera eso podría ayudarte -dijo temblando.
Theo-.Hay método en mi locura -
vertió un poco de brandy en una copa de cristal-. Quiero un heredero varón,
pero con la excepción de tu padre, mis esfuerzos en ese sentido no tan tenido
ningún éxito hasta ahora. En cualquier caso, eres joven y tienes salud. Igual
que el chico que los Angelis. Si la mitad de los rumores que circulan acerca de
su virilidad son ciertos, estoy seguro de que no le llevará mucho tiempo llevar
a cabo el objetivo que me he propuesto.
Su grosera risa sacó los colores del
rostro agónico de su nieta.
Miley-.No puedo creer que me estés
hablando de esta manera -protestó-. ¡Por lo que más quieras! Nick jamás se
casaría conmigo... no me querría...
Theo-.No es cuestión de querer. Eso
no importa en absoluto, ¿verdad? No eres ninguna belleza -señaló su abuelo con
una despreocupada crueldad que hizo palidecer a Miley -. Pero, créeme, teniendo
en sus manos la posibilidad de elegir entre casarse contigo y ver cómo su
preciada familia lo pierde todo, Nick Angelis te tomará sin duda como esposa...
Miley-.No... -musitó sintiendo un
cierto malestar, con sus manos apretadas una contra la otra, puesto que estaba
siendo humillada más allá de lo indecible.
Theo-.Lo hará. No es un estupido como
su padre. Es fuerte y leal hacia su familia. Y en cuanto a ti, tienes la sangre
de los Demakis en tus venas y te estoy dando una oportunidad magnífica.
Miley-.No es así como lo veo...
¡Estás hablando de chantajear a Nick para que se case conmigo!
Theo-.Me desagradan las acusaciones
injustificadas –fijando en ella su mirada de acero-. No se trata de ningún
chantaje -especificó con fría claridad-. Le estoy echando una mano a cambio de
un pequeño favor. Puedes dar la espalda a mi generosidad si te place.
Miley-.Nunca haría eso. Por favor,
ayuda a mi madre -le rogó desesperadamente.
Theo-.Tienes que aceptar que no me
importa en absoluto si tu madre va a la cárcel o se mata con la bebida -afirmó
de forma seca-. Mira por la ventana...
Después de un momento de
duda, Miley se asomó para mirar hacia los pulcros jardines. Se preguntó
qué era lo tenía ver precisamente ahora, con la cabeza agitada de tal modo que
le impedía concentrarse. Al rato, reparó en un taxi que estaba esperando en la
imponente puerta principal. –ese taxi está esperando para llevarte al
aeropuerto.
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