lunes, 20 de octubre de 2014

DINASTIA GRIEGA CAP 3




Miley estaba tan sorprendida por la noticia como él había esperado.

Miley-.Ahora... ¿quieres que me vaya?
Theo-.Tu equipaje ya está hecho. Si dices que no a la propuesta de matrimonio del chico de los Angelis, te mandaré de vuelta al Reino Unido inmediatamente y nunca más oirás hablar de mí. Decídete y hazlo rápido.
Miley-.No puedes ser un poco más razonable? -el pánico hizo presa de ella –Es tan injusto que me lances esta proposición a la cara y que me pidas...
Theo-.Lo injusto es que no des la menor muestra de aprecio por el fabuloso futuro que estoy dispuesto a darte -dio rienda suelta a una cruel carcajada de desacuerdo-. Pero haz lo que quieras. ¡Corre de vuelta a las faldas de tu madre y verás lo agradecida que será contigo cuando sepa que podrías haberle dado una seguridad económica de por vida!

Miley titubeó al escucharle, puesto que sabía que Tish se consideraba merecedora de una recompensa así después de los sacrificios que había hecho como madre soltera. De hecho, se dio cuenta con claridad de lo que su abuelo estaba haciendo y reconoció la presión que estaba poniendo sobre ella. Se consideraba fuerte y resistente, pero la certeza de la fría e implacable malicia de su abuelo la asustaba y la llenaba de desesperación. Sabía que su abuelo iba en serio. A él no le importaba lo que fuera de ella y no le daría el dinero que necesitaba para ayudar a su madre a no ser que hiciese lo que decía.

Miley-.Es una locura -murmuró frenéticamente-. ¡Nick nunca aceptará casarse conmigo ni en un millón de años! Por amor de Dios, si está saliendo con Cassia Morikis...
Theo-.Así que está acostándose con la Morikis - se encogió de hombros-. ¿Y qué tiene eso que ver?
Miley-.Creía que...que tal si... si la quiere... -parpadeó.
Theo-.Y qué si la quiere? Eso no tiene nada que ver contigo. El decidirá entre las opciones que tiene. Es griego hasta la médula. Créeme, el honor de la familia y otras consideraciones prácticas y materiales serán de mucha mayor importancia para él que la zorra que ahora ocupa su cama. Piensas tomar ese taxi hasta el aeropuerto? -preguntó con impaciencia

Su sangre fría y su descuidado comentario acerca de la vida sexual de Nick turbaron a Miley. Se quedó rígida. Nick Angelis nunca accedería a casarse con ella, pensó enfebrecidamente. Que ellos pudieran formar una pareja era una idea ridícula. Cassia Morikis era una chica muy guapa: alta y esbelta como un junco, tenía una gloriosa cabellera de color rubio platino y unas delicadas facciones de muñeca. ¿Pero por qué estaba preocupándose por algo que era muy probable que nunca ocurriese? ¿Por qué se arriesgaba a exaltar a su abuelo con sus objeciones? Tenía que mantener las necesidades de su madre en el centro de su atención; Tish había solicitado de ella su lealtad y su entrega filial. Con toda seguridad podía dejar a Nick la tarea de rechazar la propuesta de matrimonio. ¡Su abuelo a duras penas podría culparla por el rechazo de su futuro prometido!
Theo-.Dame una respuesta -le pidió de forma llana.
Miley-.Está bien... me quedo.
Theo-.No lo dudé ni por un instante. Me conmovió el romántico fulgor que observé en tu rostro cuando mencioné el nombre del muchacho -al ver una punzada de vergüenza en los ojos de Miley, su abuelo prorrumpió en carcajadas y bebió su copa de un solo trago-. Me siento como Eros, el dios del amor. Mi riqueza será tu dote y por lo menos te salvará de la humillación de ser una solterona de por vida.

Esa noche, Miley no pudo dormir en su opulenta cama de invitados. La enorme villa estaba sumida en el silencio. Desde el momento en que había llegado a Grecia, ese mundo de lujo y privilegio tan ajeno a ella como el clima cálido, se había sentido como si estuviera viviendo en el sueño de otra persona. Sin embargo, no era un sueño agradable; era más bien como una pesadilla en la que todo, incluso la forma que tenía la gente de comportarse, le resultaba extraño. Había hecho todo lo posible por agradar a su abuelo, lo cual había implicado sobreponerse a su timidez natural para ir a los eventos sociales cuyas invitaciones él había aceptado en su nombre. Eirene, la hija adolescente de uno de los amigos de Theo, le había servido de acompañante en todas esas dolorosas incursiones en la alta sociedad.

Miley había destacado por su invisibilidad en aquellas exclusivas reuniones sociales. Eirene pertenecía a una élite de ricos y consentidos jóvenes que vestían a la última moda, se volvían locos por practicar juegos irresponsables en las fiestas y se comportaban como si el mundo fuera un aburrimiento. Miley los había encontrado tontos y superficiales y las mujeres se habían comportado con ella como arpías. Una y otra vez, se había retirado tras su impertérrita sonrisa, sin atreverse nunca a contraatacar. Sabía que no se podía arriesgar a ofender a nadie, por miedo a que se quejaran a su abuelo. Ni una sola vez había olvidado que su objetivo principal tenía que ver con la desesperada situación de su madre.
Tish Hill era una célebre modelo de pasarela cuando conoció a Billy Demakis y se enamoró de él. El joven playboy griego la había cubierto de caros regalos y le había pedido matrimonio. Durante escasamente un año los padres de Miley, amantes de las fiestas, habían recorrido el mundo en aviones privados saltando de una fiesta a otra. Confiando en que su amante pronto se convertiría en su marido, Tish interrumpió su carrera. Pero cuando se quedó embarazada, Billy cedió bajo la presión de su padre y se olvidó con rapidez de sus promesas. Tish se negó a abortar y él la abandonó. Pero no antes de recordarle a la madre de su futura hija que no era virgen cuando lo había conocido y que, además, había adquirido una incómoda reputación por haber vivido abiertamente con él antes del matrimonio.
Recordando esos últimos insultos que su madre había tenido que soportar, los suaves labios de Miley se torcieron en una mueca de disgusto. Aquel padre al que nunca había conocido había sido un hipócrita, un mentiroso y un canalla. Tish había tenido que recurrir a los tribunales para probar la paternidad de su hija y después de una larga batalla le habían concedido una lamentable pensión para el mantenimiento del bebé que, con frecuencia, el padre se había negado a pagar. ¿Era de extrañar que su madre hubiera empezado a beber demasiado? A los siete años, Miley fue entregada temporalmente a unos padres adoptivos. Un periódico publicó una triste historia sobre la caída de Tish y Billy se sintió lo suficientemente avergonzado como para tomar medidas con el fin de asegurar que su ex novia y su hija no acabasen sin techo y viviendo de nuevo separadas. Se les proporcionó una vieja granja en lo más profundo de la campiña inglesa. Si bien Tish detestaba la vida rural, a Miley le encantaba y frecuentemente tenía motivos para agradecer la seguridad que les proporcionaba el tener un techo que nadie podía arrebatarles.
Habiendo presenciado también las muchas y difíciles relaciones amorosas de su madre, Miley guardaba muy pocas ilusiones acerca de los hombres. Si se había visto envuelta por un destello de romanticismo al pensar en Nick Angelis, sólo podía ser el resultado de una estúpida ensoñación. Después de todo, era muy consciente de que los cuentos de hadas no ocurrían en la vida real. Los hombres ricos se casaban con mujeres ricas. Si un hombre rico se casaba con una mujer pobre, ella debía tener, para equilibrar la balanza, alguna característica que la redimiese, como por ejemplo una belleza apabullarte. Pero incluso en el infortunado caso de su madre, la belleza no había producido ningún milagro. Del mismo modo, los hombres atractivos tendían a casarse con mujeres atractivas y Nick estaba como para caerse de espaldas.
Las chicas de su grupo se amontonaban alrededor suyo, atendían la menor de sus palabras, tonteaban locamente con él, se peleaban por él; en definitiva, se comportaban como arpías. Estaba claro que él se daba cuenta de su poderoso atractivo. Por supuesto, la admiración y la atención que provocaba habían hecho de él un consentido. Un camión repleto de hadas madrinas parecía haberle bendecido en el privilegiado momento de su nacimiento. Tan escasamente inmune a sus atractivos como las otras chicas, Miley también se había visto impresionada por él. Al principio, había sentido una inocua fascinación por él, pero más tarde había visto algo que la había seducido con desespero. Se trataba de la testaruda galantería de Nick.
En más de una ocasión, Nick había llegado a su rescate cuando sus amigos decidían hacer de ella el objeto de su cruel sentido del humor. ¿Por qué? La acompañante de Miley, Eirene, lamentaba tener que llevarla allá donde fuera ella. Su rencor era expresado mediante bromas desagradables y comentarios que iban dirigidos a su falta de atractivo, su peso, su ropa barata y su aparente estupidez. Los amigos de Eirene pronto recogieron el guante que ésta les tendía.

El que Nick Angelis fuese en su ayuda con rápidas puñaladas de ingenio para crear una distracción que alejase a sus enemigos era algo que a Miley le había resultado sorprendente. Después de todo, la mayor parte del tiempo se comportaba como si ella fuera invisible y estuviera muy por debajo de él. Pero aquella desconcertante exhibición de instinto protector masculino la había conmovido profundamente. Nick podía ser odiosamente arrogante, despótico y presumido, pero también era la encarnación de la más descarada masculinidad. No podía creer que él quisiera aceptar aquel trato.

**********

Al cabo de cuarenta y ocho horas, fue convocada al despacho de su abuelo y Miley descubrió que estaba muy equivocada a ese respecto.
Theo-.Ven conmigo –sus duras facciones lucían una nauseabunda expresión de triunfo-. Nick Angelis te está esperando en el estudio. Tuve una reunión con su padre y los abogados esta mañana. Hemos llegado a un acuerdo en todos los puntos esenciales. Me haré cargo de las deudas de tu madre y le adelantaré un fondo para que empiece un programa de rehabilitación. Nick y tú seréis marido y mujer antes de que acabe este mes.
Miley-.Marido y... mu... mujer? -un escalofrío la sacudió nublándole la vista.

Su abuelo había estado en lo cierto y ella no: Nick estaba dispuesto a casarse con ella para salvar a su familia de la pobreza. ¿Tenía él tan poca elección como ella? En su caso, Miley sabía que jamás podría darle la espalda a su madre y dejar que se hundiera como seguramente haría sin apoyo y tratamiento. Finalmente cayó en la cuenta de que tanto Nick como ella estaban verdaderamente atrapados por la lealtad y las buenas intenciones. Su corazón le dio un vuelco: ahora no sólo estaba segura de que él no quería casarse con ella, también estaba segura de que ella tampoco quería convertirse en su esposa si éste no la deseaba.

Theo-.Qué jovencita tan afortunada eres! No hagas esperar a tu novio -sonriendo con burlón deleite, condujo a su reacia nieta hacia el estudio, a través del vestíbulo-. ¡Ahora que le tenemos en nuestras manos, no dejes que este pájaro se te escape!

Cuando Miley entró en la gran habitación, chocó con unos resplandecientes ojos dorados que le dijeron que Nick sin duda había escuchado el mordaz comentario de su abuelo. Incluso aunque intentó apartar su mirada, otra parte menos sensata de sí misma quería saborear todos los rasgos de su apariencia. Por desgracia, el traje oscuro que llevaba se combinaba con una camisa blanca que le daba un aspecto intimidante. Nunca lo había visto con una ropa tan formal: podría decirse que estaba vestido para un funeral, pensó con desmayo, sopesando la pétrea impasividad de su figura.

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