Durante unos treinta segundos, Nick
la contempló con sus ojos dorados ardiendo como el corazón de una hoguera.
Nick-.Tendrás que pasar por encima de
mi cadáver... Y lo digo literalmente -amenazó -. Esa es la cosa más repugnante
que he escuchado nunca y no quiero oírla otra vez. Es monstruoso...
Miley-.No es monstruoso...¿Qué hay de
malo en que quiera tener un hijo? Es la cosa más normal del mundo. Tengo
veintisiete años...
Nick-.¿Y qué? Puedes tener un hijo
como lo tiene el resto del mundo. Pero no de esa forma...-pálido a pesar de su
piel bronceada, no pudo evitar un escalofrío-. Supongo que tendré que decir sí
a lo del niño. Cualquier cosa es mejor que un divorcio y que mi esposa se haga
inseminar artificialmente.
Miley quedó rígida. No podía creer lo
que acababa de escuchar.
Miley-.Creo que es hora de que te
vayas -dijo con sequedad.
Nick-.puding...
Miley-.Antes me parecía tierno ese
apodo... Ahora, he cambiado de opinión.
Nick-.No me voy. No puedo dejar que
esto ocurra -con un rápido movimiento que la tomó desprevenida, estrechó sus
manos.
A Miley se le hizo un nudo en la
garganta. Asintió vigorosamente, sin atreverse a hablar.
Nick-.¡No puedo dejar que esto
ocurra! -repitió, acariciando las palmas de sus manos.
Los ojos de Miley se
humedecieron y dos solitarias lágrimas descendieron por sus mejillas.
Nick-.No... -gimió. No podia contra
las lágrimas
Miley-.Por favor... ¡vete! -dijo
atragantándose con su propia voz.
Nick-.No -inclinó su cabeza para
besar las lágrimas de sus mejillas.
El perfume de Miley inundó sus
sentidos. Olía a melocotón: suave, maduro y listo para comer. Durante una
fracción de segundo, titubeó y, después, aprovechando la oportunidad, Nick la
tomó entre sus brazos con el convencimiento y la ferocidad que sus rivales en
los negocios tanto temían.
Miley se quedó perpleja cuando
Nick hizo presa de sus labios con un fiero apetito que la hizo tambalearse.
Confusa, intentó apartarse de él, pero Nick introdujo una mano en los bucles de
su cabello, echó el rostro de Miley hacia atrás y lo recorrió con un
sendero de besos ligeros y cautivadores. Le gustaba. Sin quererlo, cerró los
ojos y dejó que su cabeza se ladeara ofreciéndole su garganta. Nick aprovechó
el nuevo territorio al que le acababan de dar acceso. Su boca invadió un rincón
bajo su oreja y el corazón empezó a latirle al unísono con el de Nick. Se agitó
violentamente. Sus piernas eran cañas de bambú.
Nick-.¿Aún quieres que me marche? -le
preguntó en voz baja.
A modo de respuesta, Miley lo
agarró por las solapas de la chaqueta y se arqueó hacia él, deseando apretar de
nuevo sus labios contra los de Nick. Él la besó con tal pericia, que la llenó
de un impaciente deseo. Sus brazos se deslizaron sobre los hombros de Nick, al
tiempo que con la punta de los dedos acariciaba sus negros cabellos. Nick
gimió. A continuación, la agarró y apretó su pelvis contra su orgullosa
virilidad.
La sorpresa inicial de Miley se
vio sustituida por una extraña mezcla de satisfacción y repentino triunfo: Nick
la deseaba. La encontraba atractiva. Ningún hombre podía fingir la atracción
física por una mujer. Eso la llenó de un sentimiento de satisfacción muy
femenino. Nick la levantó en sus brazos con tal rudeza, que le produjo un
escalofrío en el espinazo.
Nick-.Me excitas mucho –susurró, dejando
que la punta de la lengua se introdujera entre los labios de Miley.
Nick llevó a Miley al dormitorio
y ambos se acostaron en la cama. Desabrochó el cuello del vestido de Miley
y enterró su lengua en el precipicio formado por sus senos. Miley emitió un
gemido como respuesta. Una fuerte palpitación de deseo hizo que su pelvis se
estremeciera. Se apoyó en el brazo de Nick, con los dedos hundidos en las
profundidades de su cabello de ébano. Nick desató el último cordón del vestido
de Miley, destapando los montículos de sus pechos apenas cubiertos por un
sujetador de satén.
Nick-.Eres maravillosa -dijo mientras
exploraba sus senos con respetuoso interés y deteniendo las manos de Miley, con
las que ésta intentaba cubrirse el pecho-. No intentes esconderte.
El agradecimiento que Miley sentía
por el deseo de Nick la hizo consentir y retiró las manos. Nick masajeó los
rosados pináculos que coronaban sus pechos y Miley quedó al instante sin
aliento. De repente, todas las partes de su cuerpo rebosaban sensibilidad. Nick
inclinó la cabeza para besarle los pezones. Miley dejó escapar un jadeo.
Desfallecía bajo el ardor que sentía en el vientre y el martirizante dolor
alojado entre sus muslos.
Miley-.Nick... -sollozó, abrumada por
el torrente de sensaciones que envolvía su inexperto cuerpo.
Nick-.Lo sé. También yo lo estoy
sintiendo.
Nick la tumbó en cama. Se desprendió
de su chaqueta y la dejó caer a sus pies. Sin apartar los ojos de ella, se
soltó la corbata y desabrochó la camisa, dejando al descubierto su broncíneo y
musculoso pecho sembrado con mechones de vello rizado. –Teníamos que haber hecho esto hace mucho, mucho tiempo.
A Miley se le nubló la vista.
Una serie de pensamientos delirantes la consumían y tiraban de ella, a ratos,
en direcciones opuestas. «¿Qué demonios estaba haciendo? ¿Cómo había podido
dejar que las cosas llegaran tan lejos?» Pero ella sabía por qué lo había
hecho. Tenía muy claro que lo deseaba. Después de todo, lo había deseado
durante media vida incluso aunque sabía que no tenía ningún sentido. Dudaba que
cualquier otro hombre pudiera hacerle sentir lo que Nick le hacía sentir. Así
que, ¿por qué no iba a acostarse con su marido? ¿Por qué no averiguar lo que
era el sexo antes de divorciarse? Una pequeña voz en el fondo de su mente le
pedía que siguiera adelante y que se embarcase de lleno en su fantasía. Se
trataba de una aventura sin riesgos, que, como mucho, le costaría tan sólo un
pedazo de orgullo.
Nick-.Miley...-murmuró con su acento
griego recortando cuidadosamente cada sílaba-. No te preocupes, pethi mou. No
hay problema que no pueda solucionarse.
Nick se inclinó sobre ella y liberó
sus labios con un beso explosivo. Fue como si un estallido de energía se
hubiera desatado en el interior de Miley Le latía el corazón como si quisiera
salir de su pecho. Miley se estremeció al notar cómo subía la marea de su
deseo, haciéndole sentir cada centímetro de su cuerpo. Cuando las manos de Nick
se posaron sobre sus senos, Miley arqueó la espalda para sentir mejor la
presión que las palmas de su marido ejercían sobre sus rosados pezones. Nick
los rozó con la lengua y Miley jadeó con apasionado abandono mientras él
se disponía a quitarle la ropa que todavía llevaba puesta.
Nick palpó la delicada joya que yacía
bajo el nido de rizos de la entrepierna de Miley. Ésta tembló, atormentada por
el calor húmedo que abrasaba aquella parte de su receptivo cuerpo. El feroz
estallido de excitación que vino después superó todas sus expectativas. De
repente, era incapaz de seguir pensando. Sus caderas se retorcían al tiempo que
Nick flirteaba con los dedos alrededor del punto más sensible de su cuerpo.
Nick-.Voy a ser el primero?
-preguntó, separándose de ella para quitarse los pantalones.
A duras penas Miley consiguió
centrar en él su atención. Quería decirle que no, que él no era el primero,
aunque se tratara de una mentira. Al prolongarse el silencio de Miley,
el cuerpo de Nik se puso en tensión: ¿había estado ella con otra persona?
Miley sumergió su mirada en el
hermoso rostro de Nick y el corazón se le aceleró. Descubrió que no podía
mentirle.
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