martes, 21 de octubre de 2014

DINASTIA GRIEGA CAP 6





Miley-.Oh, Dios mío, me olvidé de decirle una cosa a Liam... perdóname -dijo y salio corriendo por el patio en busca del hombre al que Nik había saludado antes.
«¿Liam? Pero Liam es un hombre mayor, ¿no?». Ella mencionaba ese nombre con frecuencia y por ese motivo le resultaba familiar a Nick. Examinó al hombre rubio y atractivo con el que estaba hablando su mujer. Se puso tenso al ver que Miley descansaba su mano en el brazo de aquel hombre con un revelador gesto de confianza. Miley se rió al escuchar algo que le dijo Liam. Nick frunció el ceño. «¿Quién diablos es este payaso?  Miley es demasiado inocente».
Nick-.Quién era ése? -preguntó a Miley de vuelta al helicóptero.
Miley-.Liam... ¡Cielos, me olvidé de que todavía no os conocéis! Debí haberos presentado...
Nick-.Ahora no importa. Creía que Liam tenía unos setenta y cinco años...
Miley-.Ese era su padre, Liam primero.Era un anciano encantador. Solía venir todos los días -dejó escapar un suspiro de aflicción.
Nick-.Recuerdo que lo mencionaste... Y, ¿qué le pasó al encantador anciano?
Miley-.Falleció hace un año y medio
Nick-.Parece que su hijo y tú os habéis hecho muy amigos.
Miley-.Pues sí...¡Ha sido vecino desde hace muchos años y es probablemente el mejor amigo que tengo en el mundo! -le confió Miley sin vacilar.

El rostro fuerte y sereno de Nick se contrajo. Por supuesto, no había nada entre ellos; lo sabía. Miley no era de ese tipo de mujeres. Era muy mojigata. Estaba más interesada en el bienestar de los animales y en su jardín, que en los hombres. Con la excepción de él, claro está. Por otro lado, Nick nunca había creído que una verdadera amistad platónica fuera posible entre un hombre y una mujer. De repente, fue consciente de que Miley pasaba mucho tiempo sola.
El helicóptero los llevó a un exclusivo hotel de campo. Una mesa embellecida con velas y cerámicas exquisitas los esperaba en una habitación privada. Las ventanas se abrían a un balcón de piedra con vistas al río. Después de elegir lo que iba a comer, Miley paseó por el balcón con un vaso de zumo de naranja para contemplar el frondoso paisaje. De repente, sentía demasiado calor y se desató la pashmina. Nick hacía que sus encuentros se convirtieran en una ocasión especial. Miley suprimió una punzada de tristeza al darse cuenta de que echaría de menos la presencia de Nick en su vida. Pero, de todos modos, a Nick Angelis le resultaba sencillo organizar estas ocasiones especiales para cualquier mujer. Los ojos azules de Miley adquirieron repentinamente una frialdad de acero. «Un hombre con tres amantes tiene muchas oportunidades para poner en práctica sus encantos», pensó .
Nick salió al balcón para reunirse con ella.

Nick-.Feliz cumpleaños.
Miley-.Eso no tiene importancia ahora. Tengo algo muy importante que decirte y me gustaría dejarlo zanjado antes de que nos sentemos a la mesa -levantó su barbilla y sonrió-. Nos casamos porque era lo más conveniente...
Nick quedó sorprendido, puesto que, habitualmente, el pasado nunca aparecía en la conversación de ambos.

Nick-.Yo no diría exactamente eso...
Miley-.En cualquier caso, eso ya no importa -arrugó la nariz-. Sólo quería decirte que creo que ya es hora de que nos divorciemos.

El silencio que precede a una tormenta inundó los oídos de Miley.
Nick-.Divorcio? -Nick la estudió con ojos fieramente entrecerrados-. ¿A qué se debe esta tontería?
Miley-.Tontería?...-parpadeó desconcertada-. ¿Por qué es una tontería?
Nick-.En mi familia no nos divorciamos.
Miley-.No?  -levantó una sola ceja-. Bueno, ¡pues gracias a Dios yo no formo parte de tu familia!
Nick-.Estás enfadada conmigo... - se apoyó contra la balaustrada-. Muy enfadada.
Miley-.Enfadada no es la palabra. Irritada, más bien. Estás sacando de quicio algo que, en el fondo, es bastante trivial...
Nick-.Desde cuándo el matrimonio es algo trivial?

Aunque Nick se estaba exponiendo deliberadamente a un contraataque, Miley resistió valientemente la tentación.

Miley-.Creo que esa pregunta no se merece respuesta, si consideramos que nunca hemos sido un matrimonio normal. De todas formas, quiero que nos divorciemos ahora

 Nick-.Por qué? –sus dorados ojos ardían como antorchas.
El ambiente estaba lleno de vibraciones hostiles. Miley se acobardó al pensar en sus ambiciones maternales. Su estado de ánimo no era el mejor para confesarle su intención de tener un hijo.
Miley-.No necesito darte una razón... -dijo finalmente.
Nick-.Claro que sí tienes que dármela –su tono era intimidante.
Nick nunca le había hablado de ese modo y lamentó su tono.

Miley-. de ningún modo
Nick-.Qué es lo que te pasa? -sin previo aviso, sus bronceadas manos se agitaron en un gesto de frustración-. ¿Por qué me estás diciendo esto ahora?
Miley-.No me hables como si fuera estúpida -con los labios apretados, se encogió y se dio la vuelta para contemplar el río.
Nick-.No era mi intención...
Miley-.Pues es exactamente lo que estás haciendo.

Nick se enorgullecía de poder controlar su temperamento. Nunca se había imaginado que Miley pudiera llegar a hacerle perder dicho control. Dirigió a Miley una mirada fulminante. Sin que Miley se diera cuenta, la pashmina se había deslizado hacia abajo revelando sus suaves y redondeados hombros y la mansa plenitud de sus senos. Nick la contempló. No podía dejar de mirarla. Sólo la había mirado de ese modo una vez antes, cuando el día de la boda se había fijado en las generosas curvas que mostraba el escote de su vestido. Aquel día había sentido por un momento una punzada de lujuria en la iglesia que casi le había avergonzado. Miley poseía esa clase de busto opulento que popularizaron las estrellas de cine de los años cuarenta con sus rebecas ajustadas. De repente, Nick no lograba concentrarse.

Nick-.Te traigo aquí, con toda la buena fe del mundo, para celebrar tu cumpleaños y, de repente, sales con esta...
Miley-.Con esta proposición perfectamente razonable. Ya que tus problemas económicos han acabado, lo lógico es que acabemos también con el contrato legal que hay entre nosotros -acabó la frase por él.
Nick-.Lo que quiero decir es, ¿por qué te parece perfectamente razonable?
Miley-.Eso no es asunto tuyo -levantó ligeramente la barbilla para mirarlo con sus ojos azules llenos de orgullo.
Nick-.Insisto... - no podía creer lo que estaba oyendo.
Miley-.Muy bien... -si quería escuchar la verdad y nada más que la verdad, eso era lo que iba a darle.
Nick-.Empecemos a comer mientras hablamos -la invitó a entrar dentro, donde el primer plato los estaba ya esperando.

Miley se sentó. Estaba agitada por la hostilidad que sentía en el ambiente y por un inusitado deseo de enfrentarse a Nick. Le apreciaba mucho: no tenía ningún sentido destruir la amistad entre ambos, sólo por quedar por encima. Con una mirada de disculpa, Miley se esforzó por sonreír y pinchó con el tenedor un jugoso trozo de melón.

Miley-.No puedo creer que estemos discutiendo -dijo al fin.
Nick-.Créelo -falto de apetito, se reclinó en su asiento con actitud de indolencia. No había dejado de dar vueltas a la proposición de Miley. Por más que lo pensaba, una única conclusión se imponía con lógica aplastante. Había otro hombre en la vida de Miley; tenía que haberlo. ¿Por qué otro motivo querría divorciarse?

Miley lo miró de soslayo. La mirada de Nick quemaba como las llamas de una hoguera, sus ojos del color del ámbar habían estado demasiado tiempo presentes en sus pensamientos. Romper con él era lo único razonable que podía hacer. Era penoso languidecer a su lado, se dijo.
Miley-.No tenemos por qué enfadarnos -murmuró sosegadamente-. Te aprecio mucho...
Nick-.También aprecias a los gatos, los perros, los zorros, los tejones, los burros, los caballos... todos los miembros del reino animal... y a casi toda la gente a la que conoces.
El tono de desdén que utilizó Nick hizo enrojecer a Miley.
Miley-.Creía que tú también querías divorciarte. No veo cuál es el problema, a no ser que te moleste que haya sido yo quien lo ha propuesto. Nunca hemos estado casados como el resto de parejas...
Nick-.Y, ¿quién tomó esa decisión?
Miley-.Perdona, ¿cómo dices? -frunció el ceño.
Nick-.Te he preguntado que de quién fue idea comportarnos como amigos platónicos en lugar de actuar como marido y mujer.
Miley-.Siempre creí que era algo mutuo... -su perplejidad se hizo aún más grande.
Nick-.En serio?

Nick hablaba tan bajo, que Miley tuvo que inclinarse hacia delante para poder escucharlo.
Nick-.Y sin embargo, tú fuiste la que no quiso dormir en mi habitación. Tú, la que estallaba como una histérica cada vez que intentaba besarte. Tú, la que se agarraba a la primera excusa que encontraba para marcharse de Grecia y alejarse de mí.
Miley no podía creer lo que estaba oyendo.

Miley-.Mmh, ¿estás quejándote? -sus ojos se abrieron de par en par.
Nick-.Cuando nos casamos, no estaba precisamente en la mejor posición para quejarme, ¿no crees? -respiró profundamente, con los labios apretados.

Miley no tenía idea de dónde quería ir a parar Nick. Por otro lado, tampoco quería oír hablar del pasado, ya que no soportaba revivir aquel doloroso periodo de infelicidad que había soportado después de morder el anzuelo que la había llevado hasta Grecia. Miley sintió cómo se le hacía un nudo en el estómago.
Miley-.Bueno, nunca pensé que fueras a quejarte, Nick. De hecho, me parece muy hipócrita que hagas ese tipo de comentarios...
Nick-.En serio?
Miley-.En serio. De verdad que no entiendo por qué te comportas de esta manera -lo acusó, apartando la silla de la mesa con un movimiento repentino-. ¡Después de todo, debiste sentirte bastante aliviado cuando la enfermedad de Tish me dio una razón de peso para salir de tu vida otra vez!
Nick-.Eso no es cierto.

Miley estaba temblando. Cuando se trataba de hablar sobre cualquier asunto que estuviera relacionado con la humillación y el dolor que le había producido su matrimonio, Miley perdía el control muy rápidamente.

Miley-.Lo siento -dijo con fiereza-. Pero eso no es un argumento muy convincente viniendo de un hombre que es capaz de emborracharse adrede para no tener que consumar su matrimonio.

Durante un instante, Nick permaneció en su asiento como si se hubiera transformado en una estatua. Después, con igual rapidez, se levantó de un salto y miró a Miley con los brazos en jarras y su metro ochenta y cinco de agresiva masculinidad.
Nick-.Repite lo que acabas de decir... -le ordenó
Miley-.No lo haré -un fuerte instinto femenino hizo que se batiera en retirada.
Nick-.Dices que no consumé... que no consumé nuestro matrimonio...

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